Mientras que el desempleo juvenil general ronda el 34 por ciento, el de FP es del 7. Este dato tan contundente lo dio Clara Sánchez López, secretaria general de Formación Profesional, en la clausura de un debate académico sobre estos estudios, celebrado en la Fundación Ramón Areces. Me referí a ellos en mi artículo anterior al hablar del creciente déficit de alumnos en formación STEM de todos los niveles y, en consecuencia, a una parte de la oferta educativa.
Clara Sánchez no se anduvo por las ramas: “La FP ha sido esa formación que siempre hemos recomendado para otros, pero no para nuestros hijos”, vino a decir. Un reproche en toda regla a la historia de este nivel educativo, siempre rodeado de una mala imagen que no merecía. Ahora pagamos el error de haber considerado este nivel de formación un refugio para fracasados cuando, en realidad, era una excelente plataforma para alcanzar un empleo y continuar la formación académica.
La secretaria general anunció la nueva ley, que va a suponer un cambio importante por la revisión de titulaciones, incluyendo algunas nuevas más acordes con la demanda del mercado; la revisión del tronco común y la regulación de la FP dual, entre otras cosas. Asimismo, anunció la creación de cursos de especialización, sobre todo centrados en la digitalización.
Todos los participantes están de acuerdo con la necesidad de promocionar estos estudios y abrir una nueva etapa. De hecho, se ha avanzado ya la colaboración con la empresa y con las asociaciones que las representan. Como ejemplo se citó la intensa colaboración del Ministerio con AMETIC, la asociación que agrupa a empresas de electrónica en todas sus especialidades, para actualizar titulaciones relacionadas con este amplio sector.
Como ya se apunta desde hace tiempo, no es mejor una empresa porque contrate muchos titulados superiores, sino una que contrate las especializaciones que hacen falta. Por ejemplo, en Talgo, de una plantilla de 2.600 personas, el 53 por ciento proceden de la Formación Profesional. Además, han tenido que poner en marcha una escuela de soldadores porque no hay en el mercado, tema que corroboran en otros sectores, como en la construcción.
Para hacernos una idea concreta de cómo cambia el mundo del trabajo, el director de Mantenimiento de Cosentino, Ernesto Lago, dio un dato muy relevante: en 2017 tenían 7 robots; en 2019 ya eran 100. Y, como en el caso de Talgo, desarrollan actividades educativas de FP en la propia empresa.
El marco de este necesario cambio lo había puesto Luis Fernando Álvarez-Gascón, presidente del Foro de Empresas Innovadoras (FEI), que, junto con la Cátedra de Estudios de la Innovación de la Universidad Complutense de Madrid, puesta en marcha con el apoyo de FEI, organizaron este debate sobre una de las apuestas más inaplazables del mundo de la educación y del mundo de la economía en España. Es un gran problema y afecta a todas las esferas de la empresa. En esta línea, la secretaria general dijo que este tema no era solo un objetivo del Ministerio, “es un objetivo del Gobierno”. El reto está servido.