Recientemente he leído como Francia quiere posicionarse como una referencia mundial en el campo de la Inteligencia Artificial, dentro de lo que viene a ser una de las líneas maestras marcadas por el presidente Emmanuel Macron. Ésta es, ni más ni menos, que la innovación como eje transversal de la sociedad; es decir, de la nueva Francia. La IA es un ejemplo más de esa “revolución” pretendida y criticada desde muchos lados porque, efectivamente, requiere transformaciones fuertes y decididas.
Europa necesitaba este aldabonazo de uno de los países claves para el desarrollo de la Unión Europea, pero no debe ser el único. Fuera de los pulsos ideológicos, a muchos países de este continente les conviene esta política decidida de romper muchas estructuras burocráticas que atenazan el desarrollo de las nuevas empresas y, sobre todo, de las nuevas industrias, que son las que alimentan el empleo estable y bien pagado.
Es bueno resaltarlo para que en España todos nos animemos a seguir ese descarado intento de ajustar la hora de las instituciones a ese imaginario meridiano que pasa por las posibilidades que nos facilita la ciencia, y seguir ejemplos de este tipo. Uno de ellos lo hemos contado hace poco: el documento I.D.E.A.S. elaborado por la Fundación I+E, que agrupa a varias multinacionales, y Deusto Business School que, entre otras cosas, atesora, una centenaria trayectoria educativa y, además, el conocimiento de un entorno que ha sabido establecer la innovación como uno de los ejes sobre los que gira la sociedad, como lo ha hecho la Comunidad del País Vasco.
Este documento, que de nuevo invito a leerlo, debería de ser, con todos los añadidos que se crean convenientes, contenido obligatorio en los programas de todos los partidos políticos y en todas las agendas de empresas e instituciones públicas, sean del carácter que sean. Es más importante que nunca afinar en el concepto productividad mediante lo que ya llamamos procesos de digitalización, que estar pendiente de las horas trabajadas por cada empleado y el costo del mismo.
Ya no caben discusiones sobre ese tema y un buen ejemplo de ello nos lo da, como no, una empresa como Inditex. No es casualidad que tenga al frente al que es considerado como el mejor CEO del mundo. Tratándose de una empresa de moda cabe recurrir a la popular expresión “no dan puntada sin hilo”. Da igual que se trate de la organización de tiendas, de la distribución y seguimiento de cada una de las prendas, del diseño, etcétera, siempre la innovación preside el desarrollo de la estrategia y la productividad los objetivos.
En esa línea este año destacamos en el Anuario de la Innovación en España 2017, que sale en los próximos días, como se transforman las empresas y como pretende transformarse una Comunidad, en este caso la gallega. Es importante que las administraciones autonómicas se den cuenta que ejemplos como el citado es el camino. Ya no hay discusión posible: la innovación debe ser uno de los ejes sobre los que gire cualquier política de Estado.