Francisco J. Goerlich, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad de Valencia, ha sido uno de los autores, junto al catedrático Joaquín Maudos y la economista del Ivie, Silvia Mollá, del estudio ‘Distribución de la población y accesibilidad a los servicios en España’, presentado por la Fundación Ramón Areces. En él, estos expertos han detectado algunos problemas en la España Vacía para el acceso a los servicios públicos y privados –educación, sanidad, oficinas bancarias–, aunque la población afectada es una minoría
“Mucha de esta temática genérica de la distribución de la población y el contraste del mundo rural y urbano sale en literatura y en prensa. Hay cierta tradición de corte regional en las estadísticas, pero a nivel municipal es muy difícil de encontrar, no digamos por debajo del nivel municipal, que es prácticamente imposible”, asegura Goerlich. Pero ellos se preguntaron si sería posible realizarlo. Y, a partir de algunas informaciones, como las sanitarias, la de educación –en menor medida– y oficinas bancarias pudieron crear este informe.
“Las ciudades son reactores de población y en municipios pequeños hay escasez de esta, por lo que, naturalmente, hay menos servicios. En EEUU, por ejemplo, pasa con la costa este y oeste, que entre medias hay un gran vacío. El caso de España sí que es raro respecto a sus vecinos, que están mas distribuidos. En el contexto europeo es atípico y en gran medida es más parecido a los países nórdicos”. En España, la población se concentra están en la costa y en Madrid; alrededor está vacío.
A un nivel mínimo básico de servicios mínimos la gran mayoría de población está cubierta. Los que tienen más dificultades son los municipios con poca población, “pero yo diría que el informe no es pesimista, aunque la situación deberá ser mejor”.
«La revitalización de los municipios más pequeños es difícil”
En España hay 1.400 municipios de menos de 100 habitantes. Muchos de ellos desaparecerán si no crean economía. Y, en algunas zonas del país, será muy complicado crearla en los próximos años. Si bien, “es cierto que hay zonas que tienen revitalización, como el norte de Huesca que se despobló en la segunda mitad del XX. Y que a finales del mismo siglo y en el XXI se ha empezado a repoblar. Algo parecido pasó en municipios pesqueros a principio del siglo XX, y se repoblaron en la segunda mitad del XX cuando el boom del desarrollo económico”.
Pero no fue por la industrialización, sino por el turismo de playa interior y exterior. “Hay experiencias históricas de estos cambios. En zonas rurales el turismo es más ocasional, tienen menos capacidad y estas zonas tendrán difícil subsistir. Hay muchos municipios con población mayor que dependerían de atraer población, de que fuera población nueva. Y eso no pasará”, vaticina.
Además, Goerlich especula: “En el medio plazo la España Vacía no se recuperará. O sí, pero en algunos sitios, como las medias ciudades cercanas a las grandes urbes. La revitalización de los municipios más pequeños es difícil”.
Para que esto sucediera se debería garantizar es el cable óptico a todas las zonas del país. “Es un fenómeno parecido al del teléfono. No solo aumenta la calidad de vida, sino también las oportunidades: comercio electrónico, acceso a televisión, etcétera significa calidad de vida. De todos modos, estoy especulando. En el último año se nos ha demostrado que es difícil predecir hasta la semana que viene”.
“No me gusta el término España Vaciada”
Para Goerlich, el término España Vaciada no es correcto. “No me gusta el término España Vaciada. Me parece que es como si hubiera sido vaciada por la gestión política, de un signo u otro. Y la España Vacía, debo decir, nunca estuvo muy llena”.
Pero si confía en la digitalización de esta España. Para él, la digitalización soluciona bastantes cosas pero depende de qué. “Vivo en una ciudad y hace meses que no piso un banco. La situación actual ha puesto de manifiesto la necesidad de la digitalización, y también la digitalización del capital humano. Profesores universitarios, mismamente, necesitan esa educación digital que no recibieron”
Aunque, si se mira en perspectiva histórica, se ha avanzado mucho. «El mundo rural actual no tiene nada que ver con el de hace medio siglo. Está mucho mejor, pero las ciudades han mejorado todavía mucho más. En términos absolutos están mejor, pero en relativo todavía queda”.
En el mundo urbano no todo son ventajas
Y es que la diferencia entre el mundo rural y el urbano “siempre existirá”. “Y creo que no juegan en la misma liga, nunca podrán”. Sin embargo, tiene que competir en otras dimensiones, como una calidad de vida en términos de medioambiente, sosiego o tranquilidad. Y esto no es para todo el mundo. Hay que respetar que haya gente que le guste el mundo urbano y otros ciudades intermedias o el propio mundo rural”. Los consumidores son heterogéneos así que han de ser diferentes, asegura Goerlich. No se puede competir con la oferta de servicios así como de cuestiones de productividad. Siempre habrá consumidores para todos los grupos.
“En el mundo urbano no todo son ventajas: aglomeración, gastos, efectos adversos, congestión, salarios elevados y costes también, transporte… No todo son ventajas. Si abstraemos los municipios más pequeños. el reto es proporcionar un nivel decente de salud, educación, transporte y que sea equiparable. En municipios más pequeños, por lo menos, que sean indispensables”.
El poder del teletrabajo no es tan grande
Según Goerlich, el “hype” por la repoblación de la España Vacía, incrementada por la crisis del COVID-19, es temporal. “Cuando esto vuelva a la normalidad, en el medio plazo volveremos a la normalidad. Pero no creo que provoque al mundo rural más profundo. Creo que no se dará. La experiencia es que las ciudades sobreviven a los grandes shocks, a los grandes acontecimientos, y con el tiempo se recuperan. Eso sucede en muchas ciudades de la historia. La población de Hiroshima sufrió una merma enorme, y ahora sigue siendo una de las ciudades más grandes. Las grandes ciudades seguirán siendo así”, porque la dinámica económica necesita un cierto volumen de densidad”.
Asimismo, y de forma especulativa, Goerlich piensa que es difícil que las empresas dejen teletrabajar siete días a la semana –como se vaticinaba durante la pandemia– “Está poco claro que las empresas quieran teletrabajo al 100%, porque pierden un poco el control. Hay mucha literatura sobre los beneficios del cara a cara. La digitalización está muy bien, pero para algunas cosas es necesario el contacto personal, verle la cara al otro. Las videoconferencias ya existían, pero los ejecutivos se seguían desplazando. Se da en los negocios y la investigación, la propia innovación…”.