En busca de nuevas oportunidades, como tantos otros investigadores españoles que tienen que salir fuera de nuestras fronteras, Francisco Martin-Martinez llegó a Estados Unidos para trabajar en un proyecto conjunto entre la Universidad de Carolina del Norte y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), un centro que, para cualquier científico, es algo muy parecido a llegar a los más alto.
“Te sobrepasa un poco”, dice el actual presidente del colectivo Españoles Científicos en USA (ECUSA) al recordar su aterrizaje en Norteamérica. “Todo era un poco distinto a lo que estaba acostumbrado”, añade recordando que venía de universidades “pequeñas” en España y Bruselas donde “todo está muy centrado en el ámbito académico”.
En el MIT el ritmo es “mucho más acelerado”, ya que se trata de un ecosistema en el que universidad y empresa se dan la mano. “Tienes muchas reuniones continuamente, te involucran en muchos proyectos… al principio, hasta que te acostumbras, resulta un poco estresante”, reconoce. Pero todo esto quedo suplido por el potencial de medios que tiene el instituto de Cambridge, por su capacidad económica, e incluso por el alto nivel de los estudiantes.
Respecto a esa binomio universidad-empresa, Martin-Martinez cree que “en España todavía nos queda un camino que recorrer por ambas partes”. “La empresas privada en España tiene que entender el valor que para ellos supone invertir en I+D y acercarse a la universidad –advierte–. Aunque en el corto plazo les cueste ver el retorno económico, a largo plazo va a ser bueno porque las patentes son avances que les van a llevar al siguiente nivel”.
Y, por el lado de la universidad, existe un cierto “estigma”. “El hecho de que haya proyectos de investigación con empresas no quiere decir que se esté realizando un proceso de privatización”. En su opinión, “siempre que se dejen claros los límites, se conseguirá una situación en la que todos ganan”.
Materiales bioinspirados
Este ingeniero químico continúa desarrollando su labor profesional en el MIT, donde se centra en la investigación de materiales. Su tarea de investigación se centra en dos líneas principales. Por un lado, la reutilización de desechos de biomasa como fuente para el desarrollo de distintos materiales. Por ejemplo, hacer electrodos para baterías a partir de restos de madera y cáscaras de gambas.
Por otro, trabaja en el campo de los materiales bioinspirados, es decir, aquellos que se basan en entender cómo funciona la naturaleza e intentan imitarla. “Cualquier material que nosotros podamos diseñar, la naturaleza ya ha hecho algo similar y seguramente mucho mejor que nosotros”.
Sin duda, es una buena cura de humildad para el ser humano. “Estamos a años luz de desarrollar tecnologías como las que tiene la naturaleza”, añade para poner como ejemplo el desarrollo de la energía solar. “La eficiencia que tenemos ahora mismo es baja, no llegamos al 50 por ciento. Si piensas en las plantas, ellas cogen todas la energía del sol con una eficiencia más alta”.
Pero hay otros muchos más casos. “La tela de araña es diez veces más resistente que el acero y está hecha de proteína. Además, se estira un 60 por ciento antes de romperse y, si lo piensas, se crea en un sistema de impresión 3D”.
Todo esto “sin mencionar que muchas de nuestras tecnologías tienen un impacto destructivo en nuestro entorno, mientras que las cosas en la naturaleza están diseñadas para degradarse y reintegrarse”. “Así que encima lo hace de manera sostenida y reintegrada”, puntualiza el investigador español.
Primer año como presidente
A punto de cumplir su primer año al frente de ECUSA, Francisco Martin-Martinez realiza un balance muy positivo de este tiempo. Ha apostado por la continuidad, ya que venía de ocupar la vicepresidencia (cargo que le permitió intervenir en la organización del II Encuentro de Científicos Españoles en USA).
En este sentido, han podido seguir adelante con programa Fostering Grads y, además, han cerrado un convenio con la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) para poder colaborar con distintos centros, tal y como destaca el presidente de la Asociación de Españoles Científicos en USA.
Junto con aumentar el número de socios e incrementar los programas desarrollados, “de cara al futuro, tenemos varios retos internos, como avanzar en la profesionalización y conseguir financiación para tener una persona contratada que nos ayude en la gestión de ECUSA –continúa–. Todo somos voluntarios y eso limita muchas veces el funcionamiento de la asociación”.
2018 también ha sido el año en el que nació la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX), de la cual ECUSA es socio fundador. “Ha sido un logro enorme para tener una voz común de cara a ser interlocutores con el sistema de ciencia en España y el objetivo es que siga creciendo”, dice esperanzado con esta nueva agrupación.
Mejorar la captación de talento, facilitar el retorno de los científicos, e incrementar la financiación de la investigación en España son algunas de las reivindicaciones que comparten las 15 asociaciones que conforman RAICEX.
“Es importante que los científicos salgan al extranjero, tengan experiencias, vean lo que se está haciendo en otros laboratorios y se formen con los mejores –afirma–. Por eso la clave no está en evitar que la gente se vaya, está en facilitar que la gente vuelva cuando quiera”.
Reconoce que se ilusionó con el nombramiento de Pedro Duque como ministro de Ciencia, Innovación y Universidades de España, una persona que conoce muy bien el mundo científico y Estados Unidos. “Él ha generado mucha expectación, pero no tengo tan claro cuánto han cambiado las cosas desde que ha entrado”. Y es que, en la situación actual del país, con un Gobierno que todavía no sabe si podrá aprobar los presupuestos, el margen de actuación es pequeño. “No sé hasta qué punto tiene los medios y la libertad para hacer todo lo que él quisiera y si va a llegar a poder hacerlo”, añade.
Pero la pregunta es: ¿somos conscientes los españoles de lo importante que es la ciencia? Martin-Martinez cree que no. “El problema radica en que no se entiende que la ciencia es un motor de riqueza y quizás sea, al menos en parte, porque los científicos no lo hemos sabido transmitir”. En su opinión, es necesario darse cuenta de que “invertir dinero en investigación es, a largo plazo, invertir en riqueza y bienestar”
Queda mucho por hacer, pero se ha avanzado. “En España actualmente se está haciendo una labora bastante buena en el campo de la divulgación científica”, tanto por parte de los medios de comunicación, como por parte de los científicos. Ellos tienen que ser los primeros interesados en hacer que la sociedad comprenda “la importancia de la investigación”. “Si la sociedad ve ese impacto, también lo van a demandar y van a exigir políticas”.