Seguramente has oído hablar de ella, pero quizás no conozcas todos los detalles de este tipo de azúcar. Nos referimos a la fructosa.
A casi todos nosotros nos gusta el sabor del azúcar, pero sabemos que un consumo excesivo puede ser perjudicial para nuestra salud.
Por esta o por otras razones, algunas personas piensan que otras alternativas como la fructosa pueden ser mucho más saludables incluso en grandes cantidades.
Pero, ¿qué es exactamente la fructosa y cómo puede afectar a tu cuerpo en grandes cantidades? En este artículo, queremos contarte todo lo que necesitas saber sobre la fructosa.
¿Qué es la fructosa?
La fructosa es un tipo de azúcar simple, que también conocemos como monosacárido. Este tipo de azúcar está presente de manera natural en muchas frutas, verduras y miel. No obstante, hoy en día, gran parte de la fructosa que ingerimos viene de otros alimentos o de bebidas azucaradas.
¿Cómo afecta la fructosa a tu cuerpo?
Aunque puede que relacionemos la fructosa con alimentos naturales y sostenibles, debemos de tener ciertas precauciones a la hora de ingerir demasiada cantidad, ya que sigue siendo un tipo de azúcar. ¿Qué precauciones debemos tomar?
Pues para empezar, cuando ingerimos fructosa, nuestro cuerpo la metaboliza de manera diferente a otros tipos de azúcares.
Por ejemplo, mientras que la glucosa es absorbida por casi todas las células de nuestro cuerpo, la fructosa es metabolizada principalmente por el hígado. De esa manera, si ingerimos una gran cantidad de fructosa, esto puede llegar a sobrecargar nuestro hígado y causarnos algunos problemas.
Por otro lado, la fructosa puede llegar a contribuir al aumento de peso, puesto que no desencadena en nuestro cuerpo la misma sensación de saciedad que otros azúcares.
Un tercer aspecto a tener en cuenta a la hora de consumir una cantidad elevada de fructosa es que puede llevar a nuestro cuerpo a que genere resistencia a la insulina. Esto puede llegar a generar ciertos problemas como diabetes tipo 2.
Además, cuando el cuerpo genera esta resistencia, suele necesitar producir más para que los niveles de azúcar en sangre se mantengan controlados. Esto puede acabar teniendo efectos nocivos para el páncreas.
Estos son solo algunos de los efectos con los que debemos de tomar algunas precauciones a la hora de consumir demasiado de este tipo de azúcar. Pero hay algunos más. Como has podido apreciar, aunque la fructosa no es nociva para nuestro cuerpo, un consumo excesivo puede tener consecuencias para nuestra salud.
Entonces, quizás te preguntes, ¿cuánta cantidad de fructosa es demasiada? Las pautas varían, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que los azúcares añadidos normalmente no deben superar el 10% de nuestra ingesta calórica diaria. Esto incluiría tanto la fructosa añadida como la que se encuentra en los alimentos procesados.
¿No tienes totalmente claro cuánto puede ser esta cantidad de manera práctica? Un ejemplo nos puede servir. Por ejemplo, si tu dieta diaria es de 2000 calorías diarias, no deberías consumir más de 200 calorías de azúcares añadidos. Esto equivale aproximadamente a 50 gramos de azúcar y esto incluiría todos los tipos de azúcar, no solo la fructosa.
Para finalizar, si comprobamos que estamos tomando más azúcar o fructosa de la cuenta, ¿qué podemos hacer para reducir la cantidad fructosa en nuestra dieta?
Para empezar, presta atención a las etiquetas de los alimentos y evita los que tengan jarabe de maíz alto en fructosa o grandes cantidades de azúcares añadidos.
En segundo lugar, trata de consumir piezas de fruta en lugar de zumos, ya que estos suelen contener una buena cantidad de azúcar añadido. Además, la fibra en las piezas de fruta nos ayuda a ralentizar la absorción de azúcar.
En tercer lugar, siempre que sea posible, prepara tus propios alimentos, puesto que cuando cocinamos en casa es más sencillo controlar los ingredientes usados y evitar los azúcares ocultos en los alimentos procesados.