La primera vez que Rusia impuso el llamado ‘veto ruso’ fue en agosto de 2014. Su decisión –aún vigente, en principio, hasta diciembre de 2020–, consistió en prohibir la importación de ternera, cerdo, verduras, hortalizas, frutas, carne de ave, pescado, quesos, leche y productos lácteos desde la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Canadá y Noruega. Su respuesta ante las sanciones que se le impusieron por su papel en la crisis de Ucrania ha venido afectando a la agricultura española.
El emprendedor Juan José Caravaca se dio cuenta en 2015 de que su Murcia natal necesitaba buscar nuevos mercados para el comercio de frutas y verduras tras el veto. Antes del ‘cerrojazo’, España exportaba a Rusia 335 millones de euros al año a Rusia, aunque como comunicó la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores el pasado junio, «la región ha sido capaz de buscar nuevos mercados y poder resarcirse de la pérdida del mercado ruso».
Gracias a Caravaca y a Keepcool, compañía de la que es CEO, las empresas hortofrutícolas españolas consiguieron el año pasado alargar la conservación de las frutas y verduras que comercializan a través de los filtros desarrollados por Keepcool. En concreto conservaron más de 70.000 toneladas de estos alimentos al emplear un sistema que alarga la vida de las frutas, hortalizas y flores cortadas e incrementa los beneficios de los agricultores.
A través de esta tecnología se consigue reducir un 90% la podredumbre de los alimentos y se consigue, a su vez, reducir el peso en unos 300 kilos por carga. «Patentamos esta solución en 2016 y trabajamos con más de una treintena de empresas de transporte. La evolución está siendo muy buena», valora Caravaca. Aunque, como lamenta, «nadie es profeta en su tierra». A Keepcool le va mejor en el extranjero que incluso en la Región de Murcia o en el resto de España. «Las exportaciones son muy positivas y valoran nuestra innovación, pero en España parece que cuesta un poco más».
Pese a ello, la compañía ha tenido gran impacto en las últimas ferias del sector hortofrutícola organizadas en Madrid y también en Berlín, donde grandes cadenas de distribución centro europeas han comenzado a demandar su uso tanto en el transporte como en los almacenes hortofrutícolas. Según avanza Caravaca, ya han comenzado a negociar el transporte por ferrocarril de frutas y verduras utilizando la tecnología de Keepcool en los contenedores que se colocan en los trenes.
Una de las ventajas de este filtro que más enamora a sus compradores es que permite depurar la atmósfera sin efectos secundarios para los alimentos ni las personas, elimina los olores en las cámaras y frigoríficos, incrementa el tiempo de conservación, disminuye el desarrollo de hongos y de malos olores y frena el ataque de microorganismos perjudiciales para los productos hortofrutícolas. El reto de cara al futuro sigue siendo el mismo que cuando Caravaca decidió hacer frente a las sanciones rusas: mejorar la experiencia del cliente. «Las empresas logísticas están ofreciendo a sus clientes los productos frescos como recién cosechados usando Keepcool y consiguen una diferencia competitiva con el resto de los operadores que todavía no usan esta tecnología».