A Fuencisla Clemares le ha tocado llevar a buen puerto un transatlántico en mitad de una tormenta histórica. De las herramientas para lograrlo y de un futuro ante el que todos podemos ayudar a despejar incógnitas, la directora general de Google en España y Portugal ha charlado con el profesor del IESE, Julián Villanueva, en un diálogo organizado por la escuela de negocios.
Pese al incremento de la carga de responsabilidad, Clemares percibe que el rol del directivo no ha cambiado en exceso en estas semanas. “He marcado las pautas y guiado a los equipos, pero en un contexto muy diferente. Ha habido que tomar decisiones rápidamente pese a la poca información disponible”.
La directiva ha explicado cómo dieron prioridad a la seguridad de sus empleados, “con los que hemos mantenido una comunicación permanente”. “Es importante transmitir tranquilidad en medio de la incertidumbre. También hemos sido muy transparentes en cuanto a qué decisiones tomábamos y con qué criterios. Además, hicimos ver a la gente que la crisis duraría meses y no semanas para ayudarles a ser más resilientes”.
Clemares no ha ocultado que esta apuesta por las personas tiene un coste económico, pero que a largo plazo revertirá positivamente en la empresa. “Desde el principio de la pandemia marcamos esta estrategia de forma muy clara. La crisis durará más o menos, pero será pasajera”. La directiva llamaba a no olvidar que en la alta industria tecnológica en la que se enmarca Google la lucha por el talento es feroz. “Queremos proteger y retener a nuestros empleados, y es en momentos como este cuando se ponen de manifiesto los valores de una compañía”.
La responsable de la tecnológica, pese a todo, no es partidaria de sacar del centro de la estrategia al cliente, “porque con el cliente como prioridad, lo demás viene rodado”. “Si en estas semanas lo primero han sido las personas –añadía Clemares-, en segundo término estaban nuestros usuarios. El cliente nunca puede quedar fuera. Es el elemento que permite generar negocio con el que invertir más recursos”.
Lo peor de la emergencia y la colaboración con Apple
A los que pensaban que Google tenía todo el terreno abonado para adaptarse a las condiciones que ha impuesto la pandemia, Fuencisla Clemares ha explicado que nunca creyeron que tendrían que mandar a trabajar a casa a 120.000 personas en todo el mundo sin que la operativa se resintiera.
“El reto ha sido brutal. Lograrlo me hace sentirme orgullosa de la compañía. El tráfico de internet ha subido un 60 % y la infraestructura tecnológica ha aguantado”. En paralelo, Google ha dotado de herramientas digitales a instituciones educativas, administraciones y empresas.
En el plano social, la compañía puso en macha un fondo de 800 millones para ayudar a pymes, ONGs y a los medios de comunicación. Por otro lado, ante la obsesión de todos por mantenernos informados, en Google apostaron por priorizar la veracidad en las informaciones relacionadas con el COVID-19 localizadas a través del buscador. Para ello mantuvieron reuniones a nivel global y local con organismos que van desde la OMS al Ministerio de Sanidad.
En esta línea, y en una histórica colaboración, Google y Apple han desarrollado una aplicación con tecnología de rastreo para controlar posibles contagios mediante la trazabilidad de los contactos. “Hemos trabajado a conciencia. Lo primordial era asegurar la privacidad”, ha dicho Clemares. La directiva ha anunciado que el sistema solo estará a disposición de las autoridades sanitarias para evitar que sea puerta de entrada de información errónea o no veraz ante nuevos contagios. Esta es la razón principal esgrimida por Clemares para justificar que la aplicación no esté abierta a todos.
Un cambio no opcional
La emergencia ha puesto de manifiesto que la tecnología es fundamental en todos los ámbitos. Las empresas más preparadas han podido pivotar sus negocios a más velocidad y mitigar el impacto de la crisis en las cuentas. “Llevamos muchos años hablando de transformación digital y es ahora cuando han trascendido realmente sus beneficios. Estoy convencida de que es un punto que ha ganado en importancia en las agendas de los comités directivos. Es el gran reto común sobre la mesa”.
En el terreno de los usuarios, Clemares percibe que algunas tendencias se han acelerado en las últimas semanas. El volumen de videoconferencias habilitadas por Google Meets se ha multiplicado por 30, mientras que el uso de YouTube ha crecido un 40 % y la venta online (datos de Deloitte) ha subido un 74 % hasta marcar records históricos. “Son datos de España, pero es la tendencia es global”, añadía.
¿Y cuándo vuelva la normalidad? “Con la desescalada algunos de estos números bajan en su aceleración, pero no regresan a los niveles anteriores. Creo que se quedarán en un punto medio y que sentarán una nueva base en el consumo de vídeo online, el teletrabajo o el ecommerce”.
La responsable de Google no atisba un cataclismo ni del comercio físico ni de la hostelería tradicional. “El consumidor modificará parte de sus hábitos y los negocios tendrán que pivotar para responder a esa demanda. Menos gente comerá cerca del trabajo pero quizá no cocine, aunque almuerce en casa. La hostelería tendrá que conectar mejor con el hogar. Lo mismo sucede con los gimnasios, los eventos y otros muchos negocios”.
“Lamentablemente, veo que la formación privada se mueve mas rápido en las tendencias y necesidades respecto a la formación publica” (F. Clemares)
Los entornos educativos han sido especialmente golpeados en su modus operandi por la pandemia pero, a la vez, sin tiempo que perder, son los encargados de adaptar los planes formativos a un mundo cambiante y dominado por la incertidumbre. “Lamentablemente, veo que la formación privada se mueve mas rápido en las tendencias y necesidades respecto a la formación publica. Me preocupa porque agranda las brechas entre capas sociales. Si queremos impacto en España este debe ser el gran cambio”.
Aún así, Clemares reconoce que ninguna institución educativa tradicional había dado un salto digital “tan en serio” como ahora. “Han comprobado que las herramientas funcionan, y que funcionan bien. La demanda de cursos online ha explotado, y va a perdurar porque en momentos de incertidumbre la gente opta por formase. El modelo será un híbrido entre lo presencial y lo telemático”.
¿Una nueva Google?
Pioneros en el open space y en poner patas arriba el modelo tradicional de oficina, en Google están dispuestos a liderar el aterrizaje de la oficina poscoronavirus. “Habrá que replantear muchas cosas. Creemos en el trabajo en equipo, en la colaboración y en la diversidad porque genera impacto en el negocio. Ahora bien, quizá ya no necesitemos un sitio fijo para cada empleado. Tenemos que pensar en cuándo y para qué ir a la oficina, y qué no podemos hacer en remoto. La virtud probablemente está a mitad de camino entre las dos opciones”.
En Google han aprovechado estas semanas para medir la eficiencia del teletrabajo a gran escala dentro de la propia corporación. “Solo han bajado su productividad algunos equipos de ingeniería y desarrollo porque en casa no tienen acceso a determinadas redes, laboratorios e instrumentos técnicos. En el área comercial y de negocio no se ha notado incluso hemos asistido a incrementos de productividad”, ha dicho Clemares. “Hay quien ahorra horas en transporte, las reuniones duran la mitad, somos más ejecutivos en la toma de decisiones…”
Pese a todo, hay costumbres que conviene no condenar al ostracismo. “En el diálogo cliente-proveedor, los mecanismos online funcionan bien cuando hay una relación establecida previamente. Verse de vez en cuando, tomar un café, comer… lo informal ayuda a construir relaciones. Con confianza, podemos balancear entre el ON y el OFF. Viajaremos menos, pero seguiremos viajando. Hay que buscar lo diferencial de lo presencial”.