Huertos de Biodiversidad: aprender a emprender para ser más sostenibles

La Fundación Global Nature y Ecoembes amplían su colaboración para enseñar a los niños de La Mancha, Canarias y Valencia a vender los productos que cultivaron el año pasado
Fundacion Global Nature Ecoembes Huertos de la Biodiversidad

La Fundación Global Nature y Ecoembes han vuelto a colaborar en el proyecto Huertos de Biodiversidad, una iniciativa con la que el año pasado consiguieron mostrar la importancia de la sostenibilidad o el patrimonio genético agrario a más de 3.000 colegios de Castilla-La Mancha e Islas Canarias –en esta, concretamente, centros de la isla de El Hierro–. Mientras que en 2018 la intención era crear huertos utilizando residuos para convertirlos en recursos, en 2019 quieren enseñar emprendimiento para saquen rédito económico de sus cultivos. 

Asimismo, en esta nueva colaboración ha entrado la Comunidad Valenciana, una región que tendrá que pasar por la primera fase que ya aprendieron los jóvenes de La Mancha y Canarias. Como explica Amanda del Río, directora técnica de Fundación Global Nature, en este primer “curso” se generan los materiales que sirven parece hacer el huerto –con el típico envase de yogur que se aprende en todos los colegios–, pero con variedades naturales, teniendo muy en cuenta que sean productos de la zona. “El año pasado ya trabajamos con la famosa zanahoria morada de Lillo (Toledo). Todos los niños conocen la naranja, que es la que selecciona en los mercado, así que, además de aprender, revitalizan una variedad autóctona”.

[Le puede interesar: ¿Qué hay de los profesores sostenibles?]

Por otro lado, trabajan con materia orgánica y restos de esta para hacer el compost, creando composteras con elementos reciclados: botellas recortadas que simulan palas, palés, neumáticos, etcétera. “Y, cuando empieza el buen tiempo, los alumnos semillan y llevan los productos al huerto, cultivando en ellos”, apunta Del Río. Pero esto es solo la primera fase.

En la segunda, la que se llevará a cabo en las dos regiones que ya cultivaron el año pasado, tratarán, con el huerto ya hecho, “qué querrían hacer los chicos con esa producción, ya que tiene un valor económico. Por ejemplo: invitar a chefs, hacer fiestas, ferias; intentar sacar dinero de donde sea, así como donar a un banco de alimentos. También se puede sacar rentabilidad para visitar cooperativas y crear fondos para mantener el huerto… Queremos que ellos busquen una fórmula ideal con nuestra ayuda”. 

Del Río explica también que “es bueno que esas actividades de emprendimiento se lleven a la población escolar, porque la verdad es que ahora no hay muchas…”. El objetivo del año que viene: ver si hay una tercera fase, llegar a la segunda en Valencia y ampliar a más regiones, haciendo que los colegios de nuestro país aprendan y mejoren en sostenibilidad.

Especiales