La Fundación Global Nature, a través del proyecto europeo LIFE Paludicola, quiere apostar por la protección del carricerín cejudo, una de las aves más amenazadas de Europa. Su solución: llevar la ganadería vacuna extensiva (y tradicional) a los humedales valencianos, ahora parques naturales, como el de la Marjal de Pego-Oliva. De este modo, protegen una especie con otra, preservando la biodiversidad y creando hábitats óptimos.
Antonio Guillem, técnico de la Fundación Global Nature y del proyecto LIFE Paludicola, explica a Innovaspain que la ganadería controlada es una de las acciones de conservación y adecuación que utilizan en los humedales para cuando el ave cruce la Península. “Queremos que pueda encontrarlos, descansar, alimentarse un día y seguir su camino”.
Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación? “Hace unos 15 años, había ganadería de reses bravas en muchos humedales. Pastaban en verano y ‘cuidaban del pájaro’. Sin ellas, el carrizo avanzó, pero es una planta muy invasora, por lo que crea un monocultivo en el humedal. Esto es, que reduce los diferentes tipos de hábitat y reduce la biodiversidad. Así, tumbó la vegetación que necesitan muchas aves palustres”.
Además, en su momento, al nombrar estos humedales como parques naturales se “restringió” el uso de la ganadería extensiva. Pero para protegerlos, no para acabar con ella. “Al final, hubo poco entendimiento entre ambas partes: los ganaderos, que veían que el negocio ya no era rentable, dejaron de llevar sus vacas a los humedales –porque reses se podían llevar, pero no 800, por poner ejemplo–. Se acostumbraron a tenerlos estabulados, evitando problemas”.
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La Generalitat quería que esta ganadería volviera, pero no ha sido hasta ahora que, gracias al proyecto, la Fundación Global Natura ha podido comprarlos y cederlos a un ganadero local. “Al final, es una colaboración entre una oenegé, la administración pública y el ganadero privado, que lo explotará en beneficio del humedal. Nosotros le indicamos: ‘el mes que viene te los llevas allí, allá, etcétera’. Y, por su parte, el ganadero lo explotará económicamente. Todos salimos ganando”, explica Guillem.
Pero este pájaro, principal protagonista del proyecto, debe protegerse en más lugares. El cejudo no solo pasa por el Mediterráneo, sino que tiene dos lineas de migración: en primavera va por la costa, más rápido, y en otoño vuelve por el centro de la Península. De ahí que pidieran al Ministerio de Transición Ecológica que aprobara un plan estratégico para la protección de humedales con el objetivo de preservar todo el ecosistema, buena para infinidad de aves migratorias, más allá de Valencia.
“Presentaremos un Plan de Acción, una propuesta, pero es el Ministerio, a través de las regiones, quien tiene que aprobarlo. Debemos presentar el borrador y, una vez con él, tienen que decidir”. La cuestión es que las comunidades tienen listas de aves prioritarias.. Y el cejudo no es prioritario porque es un ave pasajera. Por último, Guillem explica que “en una reunión en el Ministerio nos pidieron una razón, una sola razón de por qué teníamos que conservar los humedales para proteger a este pájaro. La razón fue que el 95 de su población pasa por España”.