Antiguamente, los setos que servían como frontera entre parcelas agrícolas funcionaban como hábitat para las aves esteparias. Pero el paisaje está cambiando: estos corredores ya casi no existen y, por lo tanto, estas aves protegidas (sisón, avutarda, alcaraván, ganga, ortega, aguilucho cenizo y aguilucho pálido) lo tienen cada vez más difícil para sobrevivir. Provenientes de Asia y Europa Central, estos animales tenían en Castilla-La Mancha uno de sus últimos refugios. Pero ahora, gracias a la Fundación Global Nature, al proyecto europeo LIFE y a los agricultores manchegos, las aves esteparias sobrevivirán en la que siempre fue su casa.
Así, se plantarán 60.000 arbustos –dentro del proyecto europeo LIFE Estepas de La Mancha–, que alcanzarían los 16 kilómetros si se colocaran unos tras otros. Estos “refugios” volverán a servir como lindes de parcelas aunque, como todo no puede ser igual que ayer, ahora estarán monitorizados para, por ejemplo, el contaje de marras (plantas muertas) para su futura reposición y riego de apoyo.
Como explica Ernesto Aguirre, coordinador del proyecto europeo LIFE Estepas de La Mancha y técnico de la Fundación Global Nature, estas plantas estarán ubicadas en lindes de diferentes parcelas agrarias “porque estas tierras arables son el hábitat de estas aves. Es donde realizan el cortejo y crían, pero ya no existen esos corredores naturales que conectaban las parcelas de cultivo entre sí y les ofrecían refugios y alimento. Para que las poblaciones de aves esteparias mejoren, es necesario recuperar el paisaje agrario de antaño, que es lo que estamos consiguiendo con estas plantaciones y el apoyo de un gran número de agricultores”. Además, desde Fundación Global Nature señalan que son “el refugio de las aves esteparias frente a predadores, lugares en los que encuentran insectos de forma sencilla para alimentarse y sacar adelante a sus crías”.
En total, han sido 20 los agricultores los que han trabajado directamente durante el pasado mes de junio para plantar estas lindes. Por otro lado, se sumarán otros tantos en la época otoñal para reiniciar las plantaciones. Asimismo, “se han creado otros setos en terrenos públicos gestionados por cooperativas y asociaciones de agricultores y en vías pecuarias, que también colindan con parcelas agrícolas”. Cabe destacar también que, estos setos ofrecen un beneficio a los plantadores, ya que, “por ejemplo, minimizan la posible erosión por viento y actúan como barrera de contaminantes de otras parcelas. Además, fomentan la presencia de insectos beneficiosos, como las mariquitas, que son depredadores de plagas”, aseguran en Fundación Global Nature.