La urgente necesidad de una transición energética

La Fundación Naturgy ha llevado a cabo una jornada en la que el futuro tratamiento de la energía, tanto de manera pública como privada, se presenta muy fragmentada por los diferentes países
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A la izq. José Domínguez Abascal, secretario de Estado de Energía; a la dcha. Rafael Villaseca, presidente de la Fundación Naturgy.

Fundación Naturgy, “consciente” de la realidad actual de la energía, que se encuentra en punto de transición que marcará un antes y un después para compañías, gobiernos y millones de seres humanos, ha organizado un seminario llamado ‘Transiciones energéticas. Un reto mundial’. En él, expertos internacionales y representantes públicos de nuestro país han puesto de manifiesto lo que todos ven: que el mundo se enfrenta a un gran cambio, pero ¿cómo llevarlo a cabo?

“El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima recientemente enviado a la Comisión Europea contempla un ambicioso plan de implantación de energías renovables porque entendemos que son las fuentes de energía más baratas para España. Es un camino bueno para nuestro país y la iniciativa privada está dispuesta a transitarlo. De todos modos, el objetivo común es la lucha contra la descarbonización y el cambio climático”, ha declarado José Domínguez Abascal, secretario de Estado de Energía, y encargado de la apertura de la jornada.

Por otro lado, Rafael Villaseca, el presidente de la Fundación Naturgy, ha explicado que “diversos estudios del World Energy Council y de la AIE indican que la transición energética es ya un fenómeno y un reto –aún no resuelto– de alcance mundial que tiene, sin embargo, motivaciones y ritmos de desarrollo distintos en cada país, en función de aspectos como la demanda energética, los recursos energéticos propios, el mix eléctrico existente y el nivel de desarrollo de la innovación tecnológica. Cabe destacar, por nuestra parte, el enorme potencial del biogás o del gas renovable […] Si los objetivos y motivos son distintos, también lo son las políticas de los gobiernos, y los riesgos y oportunidades que se plantean en cada país. Esto es importante, pues las políticas gubernamentales constituyen el driver fundamental de la transición energética. Asimismo, son las empresas las que deben decidir a partir de qué tecnologías se deben conseguir esos objetivos”.

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Sobre estas líneas, Paul Simons, director ejecutivo adjunto de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

La intervención más interesante del día ha sido la del director ejecutivo adjunto de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, en inglés), Paul Simons. El experto ha subrayado que “el rápido crecimiento de la electricidad implica grandes oportunidades, pero los diseños del mercado necesitan proporcionar electricidad y flexibilidad para que las transiciones seguras sean viables. Es necesario un mayor uso de la bioenergía, eólica, solar y otras energías renovables más allá del sector eléctrico, incluyendo el uso de combustibles y materias primas basadas en el hidrógeno”.

Según Simons, “las transiciones energéticas son complicadas en todos los países y se necesita mucho apoyo. No hay una solución ideal porque cada país tiene una realidad diferente”. El experto considera que “las transiciones energéticas en las próximas décadas se basarán en la ponderación de cada país de sus respectivas preocupaciones en materia de seguridad energética, sostenibilidad y crecimiento económico”, además de remarcar que “el acuerdo de París y el Libro de Reglas de la COP24 requerirán esfuerzos significativos en eficiencia energética y energías renovables”. Por último, ha adelantado que, en los próximos 25 años, “prevemos un cambio en los protagonistas de la demanda de energía. Países como la India o regiones como Oriente Medio van a crecer mucho”.

Como cierre de la jornada, Martí Solà, director general de la Fundación Naturgy, y Joan Herrera Torres, director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), han querido dejar clara su opinión ante esta inminente transición energética. “Es importante que la elaboración de la estrategia de transición energética en España tenga en consideración la garantía de suministro, un coste competitivo a nivel mundial y un impacto ambiental asumible dentro de los acuerdos internacionales firmados por España –ha declarado Solà–. Es conocido que para llevar a cabo cambios debe haber un coste económico y ambiental asumible y el papel del gas natural en esta transición es fundamental: por el GNL, por su abundancia, por su precio…”. Por último, ha asegurado que el gas natural, además, también hibrida, “y el gas renovable está llamado a ser partícipe de la economía circular mundial”.

“Tenemos que reflexionar sobre qué le podemos pedir a un Gobierno y a una compañía energética”, ha planteado Herrara Torres, que subraya que el cambio climático “no es una anécdota; somos la primera generación que verá sus efectos, y la última que puede evitar que sean catastróficos. Tenemos una gran responsabilidad moral”. Según él, la humanidad, que se enfrente al gran reto del siglo XXI, “puede hacer el diagnóstico o puede pararlo. Y hay que encararlo juntos, no solo desde el Gobierno, sino también desde las grandes compañías. Somos muy pobres en combustibles fósiles, pero ricos en sol, en viento, en ingenierías. Al Gobierno hay que pedirle más posibilidades, mayor seguridad, un marco jurídico estable o abrir nuevos escenarios posibles, sí. Pero todos los retos hay que superarlos de forma compartida, es una tarea de todo el sector”.

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No todo está perdido. En la imagen, la posible variación en la demanda energética global propuesta por el IEA.

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