La Fundación Ramón Areces ha organizado en su sede una jornada dedicada al Big Data y a su utilización por parte de las administraciones públicas. Bajo el nombre ‘Big Data y Economía en la era de las fake news y las verdades imprecisas’, el evento ha querido analizar la situación y perspectivas de la utilización del ingente caudal de información generado por las administraciones públicas en el contexto de la investigación económica y el diseño o evaluación de las políticas públicas.
José Luis Escrivá, presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), ha sido el primero en intervenir, haciendo un resumen de lo que es el Big Data y sus aplicaciones: “Hay muchas soluciones de mercado a través del Big Data. Amazon, Netflix, Google utilizan sistemas sofisticados y sensores para estudiar su mercado. Las compañías de seguros también. Con estos sensores, por ejemplo en las aseguradoras, pueden individualizar más el producto”, ha subrayado.
Del mismo modo, ha apuntado que, por un lado, se puede hablar de esta tecnología como contraparte al mundo humano. Máquinas versus humanos. Como cuando Gary Kasparov se enfrentó a Deep Blue en 1997 en varias partidas de ajedrez. El computador ganó. “Deep Blue tenía miles y miles de partidas implantadas. Ahora, una nueva maquina de Go es capaz de ganar sin incluir ninguna partida. Solo ha jugado contra ella miles de veces, siendo mucho más creativa. Esto es una aplicación de Big Data, pero… ¿Qué hay en cuanto al avance social?”.
“La primera cuestión que hay que analizar es que, en encuestas tradicionales, cada vez hay un mayor nivel de no respuesta –ha indicado Escrivá–. No significa que ya no tenga sentido hacerlas, pero la gente empieza a no contestar varias preguntas. Davidovich, en su libro Todo el mundo miente, dice que el suero de la verdad es Google. Google dice lo que de verdad busca la gente”, ha asegurado.
Aun así, para él, los datos que se utilizan en España, ya sea para investigaciones económicas o de cualquier otra índole, por parte de nuestras administraciones públicas “no son utilizadas lo suficiente, además de hay que muchos problemas para hacerlo. Y tenemos unos datos administrativos muy ricos. Realmente, los que usan Big Data de verdad, y bastante, son los de la Agencia Tributaria. Alucinarían”, ha interpelado a la audiencia. “Para recaudar por supuesto. Para evaluar el gasto público no hay tanta tecnología. Con que la Agencia recaude, lo demás da igual, así, en España, no se puede demostrar si la política de gasto ha sido óptima”.
Asimismo, Escrivá ha denunciado que cuando un usuario quiere descargarse una aplicación –“cualquiera”– esta pide datos, fotografías, contactos, etcétera… Y no pasa nada. “Si el INE pide datos para nuestro censo, para algo que va a redundar en nuestro bien, es malo. Mientras que una es una empresa privada y otra pública”.
El propio presidente del INE, José Manuel Rodríguez, ha estado presente en el evento, que ha explicado varios de los proyectos del instituto público: “Desde un punto de vista de producción en el INE, hay que decir en primer lugar que parece que hay un consenso en Europa en cuanto a la dirección de los institutos de estadísticas en el uso masivo de los datos administrativos. Estamos pasando a un modelo de encuestas a un registro administrativo. Lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”.
Rodríguez ha asegurado que nunca podrán dejar las encuestas, pero que intentarán utilizarlas. “Hay varios principios que son claves. Reducimos la carga a los informantes y las empresas se cansan de contestarnos. Preferimos tener datos a través de la relación con la administración a que nos pregunten directamente. Queremos mejorar los procesos, vamos a pasar a ser mucho más intensivos en tecnología. Tecnología de Big Data”.
Todo ello, bajo el ámbito de la anonimización. “En el ámbito legislativo, por lo que respecta a nosotros, existe la Ley de la Estadística Pública. Tiene bastantes años, y concibe la cesión de datos, pero habla de ‘órganos y autoridades’ que tienen que prestar datos con presteza. Es de los años 80, ha envejecido bien, pero necesita mejorar. La nueva ley europea habla de la coordinación. A eso debemos dirigirnos”.
“Algo se mueve”, ha declarado la economista Olympia Bover. “Los datos administrativos tienen un potencial inmenso para la demostración empírica, pero también para la elaboración para las estadísticas económicas. Contienen muchas observaciones y para elementos raros se necesitan grandes muestras. La frontera de la investigación se ha movido a los datos administrativos y ya hay resultados muy importantes para ciertos debates. Es imposible hablar, por ejemplo de desigualdad, sin estos datos”, ha argumentado.
De todos modos, para ella, el énfasis en la anonimización tiene límites, sobre todo cuando se habla de empresas. “Se trata de compartir la custodia de esos datos. Hay que compartirlos con gente de la comunidad de investigación, por el beneficio publico de esas investigaciones. Y hay varias características de este sistema viable para coger datos: competencia abierta basada en el mérito científico, que no pueda acceder el 100 %; equipos jóvenes para ayudar a investigadores; un modo de acceso a través de conexiones remotas y, en su defecto, in situ a los datos anonimizados. Muchas veces se dan datos procesados en vez de los brutos, pero se elimina la posibilidad de análisis e interactividad”.
Para Olympia Bover, el problema que acarrea es la viabilidad política. Dado que los datos no se recogen con fines de investigaciín, la gente tiene dudas en cuanto a los datos y el uso que le puedan dar. “Y la desconfianza en el gobierno afecta a este acceso de datos”, ha asegurado.