“La innovación afecta a la sociedad y a la economía más de lo que se suele pensar”. Esta manida afirmación ya fue asimilada por Fundación Telefónica y Aspen Institute España, que hace dos meses se unieron para formar los ciclos Tech & Society, unas jornadas en las que intentan explicar cómo la tecnología digital está presente prácticamente en todo lo que hacemos. Ahora, el segundo de estos ciclos quiere ir más allá: la Inteligencia Artificial y la computación cuántica, dos conceptos del futuro que hace tiempo que están vigentes.
Darío Gil, vicepresidente de Ciencia y Tecnología en IBM Research ha sido el principal protagonista de la jornada, celebrada la semana pasada. Para él, ante todo, hay que mantener la disciplina y filosofía de seguir aprendiendo y seguir formándose porque el verdadero cambio de la sociedad está “en aprender a colaborar con estos sistemas”. Unos sistemas que son capaces de aprender a través de ejemplos, algo impensable hace años, ya que no teníamos la suficiente capacidad de cálculo, ni datos para entrenarlos.
La Inteligencia Artificial y la computación cuántica básicamente “permiten resolver problemas en menos tiempo y aportar soluciones más allá de lo que puede analizar la mente humana”, ha explicado Gil. “Lo ideal es que un futuro los sistemas sigan aprendiendo, que nosotros sigamos aprendiendo y complementar ese conocimiento. Debemos ser capaces de extraer su valor, de forma que nos ayude a resolver problemas que hasta ahora no podíamos. Ordenadores clásicos, aceleradores de Inteligencia artificial y ordenadores cuánticos, convivirán en una sociedad cada vez más avanzada”.
Así, Gil considera que, desde un punto de vista económico, “el progreso tecnológico es el principal impulsor de crecimiento del PIB per capita; desde otro punto de vista, el laboral, la tecnología es una fuente de extraordinario valor en la creación de oportunidades; y desde el último punto de vista posible, el sociológico, los avances tecnológicos transforman la forma en que vivimos y trabajamos”.
El avance de las ideas y el poder que el consenso (o la falta de éste) tiene en las organizaciones para crear valores a partir de los avances científicos y tecnológicos ha sido otro de los puntos del ciclo de Gil. Y es que, según él, los científicos e ingenieros comprometidos con el avance de la tecnología “tienen un poder muy especial en nuestra sociedad”.