Ahora que entra en la recta final el Campeonato de Europa de Fútbol conviene recordar que en la memoria colectiva de los españoles ha quedado el triunfo de la Selección Española de 2.008, como uno de los momentos en los que todos percibimos que España había cambiado; que, por fin, nos alineábamos con los países a los que habíamos envidiado. Fue el triunfo en el Campeonato de Europa de Fútbol que se celebró en Suiza y Austria de hace ocho años, el que hay que señalar como el gran punto de inflexión en la opinión general, sobre todo después de repetir triunfo en el Mundial de 2.010 y en el Campeonato europeo de 2.012.
El cambio de tendencia se debió a la transformación en el juego de la selección que pasaba de una filosofía de “furia” –legendario aquel grito de Belauste, “¡a mi Sabino, que los arrollo!”- a la depurada técnica de un conjunto armónico basado, sin duda, en la escuela creada en el Barcelona que, desde hace años, cuenta con una persona responsable de la innovación en su organigrama directivo.
El fútbol ahora aprovecha la tecnología existente para saber el rendimiento óptimo de cada jugador en función de sus características y, aunque parece que en muchos casos no se utiliza, ahí están para su aprovechamiento. Por eso quizá no entiende mucha gente el fracaso de la Selección en este Campeonato de Europa. Todo el mundo tiene a su alcance el saber que distancia tiene que recorrer de forma óptima un jugador, que velocidad punta deben tener los delanteros para superar en carrera a una determinada defensa, como lo hizo Torres hace ocho años cuando superaba los 30 kilómetros por hora.
Por esto ahora nos parece un desastre el regreso prematuro de la Selección a casa y nos preguntamos por la innovación que supuso aquella forma de jugar que inauguramos en 2.008. Claro que no son los mismos jugadores y los que siguen no tienen la misma edad, pero parece claro que, igual Luis Aragonés, se dio cuenta de aquella circunstancia después de la oportunidad perdida en el Mundial de 2.006, ahora hay que entender que la Federación y el cuerpo técnico podían haber recurrido a la reflexión para hacer cosas innovadoras después del triste papel de conjunto nacional en el Mundial de Brasil.
Naturalmente, no es mi objetivo criticar el papel del seleccionador, solo recordar que la innovación debe estar presente en el inmediato futuro; que los medios tecnológicos están ahí y que sirven, en muchas ocasiones, porque tomar decisiones sobre que tipo de deportista, futbolista en este caso, debe ser convocado. Es bueno que la opinión pública sepa que las decisiones no están tomadas de forma subjetiva, sino porque en algunas circunstancias hay datos técnicos que aconsejan una u otra decisión.
El fútbol es en España un vehículo fantástico para desarrollar el interés por la innovación y así lo entendemos en innovaspain.com cuando damos cuenta de determinadas informaciones relacionadas con esa conjunción. Lo vamos a seguir intentando. Probablemente es más fácil que nuestros jóvenes entiendan más fácilmente la relación que tiene el I+D con el éxito cuando el ejemplo es algo tan popular como el fútbol. Saber que gracias a la innovación España triunfó en dos europeos y un Mundial es un gran ejemplo. Ya hemos publicado algunas de las iniciativas del Real Madrid y otros clubes y, como no, publicamos el perfil de Lluis Alsina, responsable de innovación del Barcelona. Es buen camino para difundir el espíritu que pretendemos.