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Transfiere 2025

Lámparas de diseño para la segunda vida del corcho

El proyecto FutureCork pretende llevar la bioeconomía al sector corchero dándole un nuevo uso a sus residuos, con el diseño como componente diferenciador
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Detalles de las lámparas de diseño creadas gracias a los residuos del corcho. (Imagen: Innovaspain)

MÁLAGA. Aunque no se suele nombrar, uno de los grandes protagonistas de la bioeconomía forestal es algo tan común como el corcho, tan presente en nuestras vidas y, a la vez, tan invisibilizado. No sólo fija población rural, sino que además conserva los alcornocales —presentes, sobre todo, en el oeste peninsular y Cataluña—frente a la amenaza del cambio climático gracias a su producción sostenible. Sin embargo, ni el corcho escapa a la generación de residuos. 

De ahí que el proyecto FutureCork —presente en el Foro Transfiere, que se celebra en el FYCMA, el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga—, busque impulsar el sector corchero buscando otras formas de crear valor añadido para este material. Concretamente, para los residuos de este material. Alessandro Innocenti es investigador contratado de la Universidad de Cádiz —una de las participantes de la iniciativa— y cuenta que se puede sacar provecho del corcho para hacer, por ejemplo, lámparas y mesas de diseño. 

«Partimos de los típicos tapones de corcho, que se trituran. Y a ese polvo se le puede sacar mucho provecho; de otro modo, se tiraría o se quemaría», explica el investigador. A ese polvo se le añade una base polimérica del que sale la solución final: un pellet marrón, en forma de bolitas, también la base para la fabricación aditiva —esto es, impresión 3D— de las piezas de diseño. «Es un material biobasado que da valor al sector y que permite la realización de estas piezas gracias a la impresión 3D de gran formato», especifica.

En cuanto al diseño de producto, desde FutureCork intentan sacarle todo el provecho posible a las propiedades del material que están recuperando del corcho. En este caso, con un particular proceso de fabricación, se puede conseguir formas disgregadas, que es normal en impresión 3D, pero también otras características muy atractivas desde el punto de vista estético. Como pasa, por ejemplo, en la Lámpara Tephra, donde se dota al material de un particular color rojizo, más natural, en el que se pueden ver a la luz las partículas del corcho. 

Matersia, una spinoff surgida de la Universidad de Cádiz, se encarga, primero, de la saca del material, pero también de la venta de los productos finales. De hecho, ya se están comercializando estos productos de mobiliario hechos a través de la impresión 3D con residuos de corcho, y son todos diseños propios. «De todos modos, al ser fabricación aditiva, se pueden llevar a cabo diseños propios», apunta Innocenti. 

Cómo se aprovecha el residuo

Según el investigador, hay dos vías para aprovechar el residuo del corcho. El primero, el reciclaje, pues se han montado varios puntos de recogida de tapones. Y el segundo, el propio corcho que no se utiliza en la industria taponera, en esa industria que sólo utiliza tapones buenos, los de corcho natural. 

«El corcho bornizo, el corcho natural virgen, el de primera extracción, el de peor calidad, muchas veces queda tirado, se quema. Al quedarse como residuo, se le hace un tratamiento para que se quede en polvo de varios tamaños, con partículas más grandes o más pequeñas. No hay ningún tipo de problema para manejar el material y el trabajo de mezcla con el polímero es sencillo», aclara.

Para dicha mezcla se trabaja con un extrusor de doble husillo con varias entradas. Los dos husillos, calientes, van mezclando el material plástico y se va mezcla mecánicamente con el residuo del corcho. Se pueden añadir también otros aditivos, pues, al fin y al cabo, siguen llevando a cabo estudios para la optimización del proceso.

«No sólo hacemos piezas de diseño, sino que también aprovechamos los residuos del corcho para pavimentos de parques infantiles», recuerda el investigador de FutureCork. Concretamente, lo hace la Fundació Institut Català del Suro, que ha diseñado una estructura más blanda para posibles caídas, hecha con un aglomerante sostenible que evita la proliferación de microplásticos en estos parques y que está optimizado para una mayor seguridad para los niños. Así, terminada la prueba piloto, durante el 2025 se instalará de manera real en parques infantiles.

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Ejemplo de pavimento usado en parques infantiles. (Imagen: Innovaspain)

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