El próximo ‘cole’: formador de competencias y valores para una generación de emprendedores

Entrenar las ‘soft skills’ desde edades tempranas; el papel del profesorado... temas que se debatieron en una mesa redonda sobre el futuro de la educación
El futuro del 'cole': formar alumnos emprendedores

Unos centros educativos del siglo XXI como transmisores de valores y competencias para que las generaciones venideras estén a la vanguardia del emprendimiento. El actual debate radica en cambiar la estructura de metodología de la enseñanza. Que cumpla con las exigencias de una sociedad distinta. Desde las ‘soft skills’ hasta el fomento de la curiosidad en los escolares para que pierdan el miedo a apostar por sus proyectos.

Sobre las competencias del siglo XXI y el dilema de cómo formar a los alumnos para ser futuros emprendedores versó la segunda parte de una mesa redonda sobre el futuro de la educación, organizada por Endeavor España.

Lejos de ser habilidades pensadas para la parte profesional, a día de hoy también lo son “para la vida en sociedad”. Así lo defiende Lucía Figar, IE Chief of Innovation & Ventures at IE Business School. Mentalidad y skills emprendedores, además de los ‘soft skills’ asociados, “deben aprenderse en la escuela”, añade.

Incluso en el debate hay consenso, y quedó demostrado sobre algunas de estas competencias como imprescindibles. “Pensamiento crítico, creatividad y trabajo en equipo”, tiene claro el director general de Educación del Grupo Planeta, Pablo Lara. A su vez, son los “pilares” sobre los que basa Planeta sus planes de estudios. “Y creo que de manera transversal se debería transmitir en la escuela”, en línea con el argumento de Figar.

“No veo gente joven leyendo sobre temáticas diferentes, probando o intentando montar algo sobre software”, lamenta el cofundador de Ironhack, Gonzalo Manrique. Una consecuencia que tiene dos causas: padres y centros. “Es una labor muy importante que fomenten la curiosidad, las ganas de probar cosas nuevas y quitar el miedo a equivocarse”, cree. A lo que, agrega, se suma el seguir poniendo el acento sobre “habilidades o caminos muy sobrevalorados. Por ejemplo: “el aprender idiomas”.

Otro emprendedor como él, Rodrigo Rodriguez, fundador y CEO de Odilo (herramienta, asegura, que se considera como el ‘Netflix de la educación’), refrenda el mismo argumento. “La clave es poner programación desde el principio, con un gran trabajo de base en matemáticas”, opina. El quid es generar en los escolares un “hábito de aprendizaje. Para innovar y hacer cosas diferentes”, prosigue, “ese aprendizaje se genera porque tienes pasión por algo”.

Un conocimiento matemático que flojea, apoya su homólogo en la startup Smartick, Daniel González de Vega. “Tenemos pocos alumnos excelentes en matemáticas y comprensión lectora. Para mí, dos habilidades críticas de cara a conseguir ciudadanos eventualmente formados para el siglo XXI”.A este problema añade la ausencia de asignaturas hoy inexistentes en los centros educativos. “El coding, más pronto que tarde, tendrá que entrar a la escuela como un contenido transversal en relación a la creación de cosas”, afirma.

Premiar el emprendimiento

La mesa redonda también fue unánime en resaltar la decisión de emprender. De Vega se muestra tajante al respecto: “Hay que crear un ambiente, una cultura donde se valora, se premia y se reconoce al empresario. Porque un emprendedor es un empresario en ciernes que genera empresa, valor y empleo”.

Una cultura que se asiente sobre conceptos como el pensamiento crítico o la creatividad, entre otros. Habilidades que se han de incubar en edades tempranas. Para De Vega y Lara, “entre los 6 y los 16 años”. Desde el punto de vista del director general de Educación de Planeta, la educación infantil tiene “cosas muy buenas”. Aunque considera que, a medida que se sube en los niveles educativos, se dejan de lado aspectos como “trabajar en equipo, crear e investigar”.

“En todos los colegios en los que trabajamos proponemos eso”, continúa. “Que la gente venga a clase a hablar, no a escuchar, y trabajando en una secuencia muy clara: que es el empezar por preguntas, nunca empezar por respuestas. Hacerles investigar. Que sean ellos los que investiguen algo y den respuesta a esa pregunta. Y que creen algo a raíz de ello”.

A su lado, los profesores, piezas fundamentales en el proceso de fomento de esos valores. Desde Planeta, informa Lara, forman a 7.000 docentes al año en estas nuevas habilidades. “Y esa es la parte que tienen que intentar transmitir a los alumnos”, comenta.

Unos docentes que “no están preparados” a día de hoy para preparar a sus alumnos para sistemas donde no tengan “aversión al riesgo”. Empezar por la formación del profesorado es, asegura Figar, el primer paso en el nuevo modelo de educación.

Porque el antiguo quedó obsoleto. De ello deja constancia Rodriguez: “miramos métricas de las plataformas de educación de las principales universidades de España. Vemos que las experiencias de aprendizaje son muy centradas en el currículum. Solo hasta último año que se empiezan a trabajar ‘soft skills’ como la negociación, más para el modelo laboral”.

Un panorama actual que deja sabor agridulce. Manrique recoge esa sensación: “El sistema actual no favorece para nada a otro tipo de aprendizaje”. A pesar de ello, los ponentes de esta mesa redonda demostraron que es posible el éxito en el camino del emprendedor.

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