La compañía española BQ pretende transformar la agricultura, un sector todavía muy importante en nuestro país, mediante una solución tecnológica que monitorice los cultivos. Por ello han creado Gaia, un proyecto que proporcionará a los trabajadores del campo “soluciones accesibles que les permitan conocer de forma sistemática los factores que pueden mermar una cosecha, como la lluvia, el viento, una bajada repentina de temperatura o un fallo en la maquinaria”, explican.
“En el mercado hay otras soluciones, pero requieren cambios muy drásticos en la maquinaria y una gran inversión inicial. Como BQ trabaja con herramientas open source y directamente con los agricultores, su sistema se ajusta a lo que necesitamos, y es fácil de utilizar”, explica Vicente Bodas González, CEO de Aliara Agrotecnológica, la empresa agrícola que trabaja junto con BQ y los agricultores en el proyecto.
Básicamente, lo que hace Gaia (entre otras cosas) es controlar los sistemas de riego rotatorio, pero con pivots (instrumentos que regulan la cantidad de agua). “El uso de pivots está muy extendido por su efectividad, pero tiene algunos inconvenientes: al operar durante la noche, si uno de ellos falla, el agricultor no podrá enterarse hasta el día siguiente. Como consecuencia, el pivot puede sufrir averías de costosa reparación, las pérdidas de agua y energía pueden ser elevadas y la cosecha podría resultar dañada. Por eso, prevenir o detectar rápidamente las averías es vital”, explican. El resultado al que han llegado los ingenieros de BQ es instalar sensores de presión, movimiento y temperatura al lado de esos pivots para que se pueda medir su actividad. Más tarde, un software procesará los datos de los sensores, los enviará a la nube, y los subirá a una aplicación móvil específica para los agricultores. Todo en tiempo real para que los agricultores podamos reaccionar.
Antes de presentar la iniciativa, se han asegurado de que la solución funciona. Varios ingenieros de la compañía, encargados de la parte técnica, se han acercado a los campos de Castilla-La Mancha, donde junto a agricultores de la zona, han probado el piloto del proyecto con gran éxito: según su análisis, han utilizado Gaia en más de 640 hectáreas y la productividad de los cultivos “ha mejorado un 10%”.