Algunos se atreven a decir que en Galicia se come bien en cualquier parte. La gastronomía de esta comunidad es variada y está muy condicionada por su cercanía con la tierra —o el mar—. Los ingredientes son la clave que hace que esta no sea una sentencia difícil de cumplir. Del mar a la montaña, la industria alimentaria es una de las más importantes en la comunidad, solo por detrás de la textil y la automotriz. Con esto en mente, la Xunta ha diseñado dos planes ante los fondos del PERTE Agroalimentario: la creación de una oficina técnica y la propuesta de una sola candidatura para las ayudas.
El Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del sector agroalimentario en España tiene tres ejes principales: el primero se concentra en la mejora de las líneas de producción, el segundo en la digitalización de toda la industria y las zonas rurales y el tercero en la investigación e innovación. Están dotados con 1.000 millones de euros. Además, contará con un programa para mejorar el sistema de gestión de agua y regadíos, con un desembolso de 800.000. El dinero saldrá de los fondos europeos Next Generation y las inversiones se realizarán hasta 2023. El objetivo es reforzar el desarrollo de la cadena de producción de esta manufactura, que representa más de un 10 % del PIB español.
Para poner en marcha a las empresas del sector, Galicia ha creado una oficina técnica que recopilará las líneas de ayuda que se abrirán en el marco del PERTE agroalimentario, además de todas las que involucren la inversión de los fondos europeos de recuperación que afecten al sector de los alimentos. Se llama Next Generation Galicia Food y asesora a las compañías para que consigan presentarse a las convocatorias. Sin embargo, en el caso del plan estratégico del Gobierno, tiene un rol mucho más activo.
Esta oficina técnica actuará con la intención de impulsar un consorcio que abarque a todas las empresas gallegas interesadas, que ya pueden registrar sus ideas a través de un formulario en su sitio web. Sin embargo, la propuesta sigue estando en una etapa preliminar, a la espera de las bases de las convocatorias específicas del PERTE y los criterios que determinarán las uniones que se podrían formar. La propuesta gallega se ha perfilado de acuerdo con la información con la que cuentan ahora mismo, según explica Roberto Alonso, gerente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga): “Son proyectos grandes, de una inversión mínima de 40 millones de euros, así que la idea sería presentar una sola candidatura que agregue varios subproyectos diferenciados”.
El Foro Económico de Galicia atribuye al sector alimentario una tercera parte de la estabilidad de la comunidad durante la pandemia
La Xunta no quiere dejar nada al azar: la industria agroalimentaria ha sido una fuente de estabilidad en medio de la crisis derivada de la pandemia. La comunidad tuvo una caída en el PIB menor que la de la media nacional en 2020 y el primer semestre de 2021, según se recoge en el anuario del Foro Económico de Galicia. Durante el primer año, España experimentó una caída del 10,8 % y la región una del 8,9 %. El documento, redactado por expertos gallegos, atribuye un tercio del diferencial positivo a este sector, que tiene más peso que otros muy afectados por las restricciones como la hostelería y el turismo.
Es por eso que la oficina técnica no se ha sentado a esperar el PERTE, cuyas bases estarán listas cerca del final del primer semestre de este año, sino que ya se presenta a convocatorias junto a las empresas. Los fondos Next Generation, así como otras ayudas europeas, han servido para ampliar líneas de inversión y dotar de más recursos a algunas ya existentes, según Alonso: “Estamos dinamizando e incorporando proyectos sobre todo en el área de nuevas tecnologías, procesos o digitalización. Todo lo relacionado con colaboración de empresas tecnológicas con agroalimentarias”. Para esto, Clusaga trabaja de la misma forma: coordina y asesora a los consorcios de empresas que buscan acceder a convocatorias. Recibe las ideas y conecta a las compañías con otras que tengan intereses similares.
Digitalización del sector
Un ejemplo es el proyecto Photonics4Bakery, coordinado por Clusaga y financiado con fondos Next Generation a través de la convocatoria para Agrupaciones Empresariales Innovadoras, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Esta iniciativa tiene el propósito de impulsar la transformación digital de las panaderías gallegas. Este objetivo coincide con el segundo eje del PERTE, financiado con 450 millones de euros.
Las empresas de panadería representa casi la mitad —1250 en total— de todas las del sector alimentario en la comunidad, según el clúster. Tienen un volumen de negocio anual de 400 millones de euros y emplean a más de 8.000 personas, pese a que el 99 % son micropymes. Photonics4Bakery pretende aprovechar la tecnología fotónica para recopilar información sobre la harina, la materia intermedia y la mercancía final de la industria, sin necesidad de analizar muestras. En él también participa la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León, por lo que estas herramientas servirían a todas las empresas del sector en el Noroeste de España, una vez que finalice el piloto.
Otro de los proyectos de digitalización de Clusaga este año es ML4Milk. Un proyecto financiado por los fondos europeos Horizonte a través de otra convocatoria ministerial. Su objetivo es la creación de un entorno digital que sirva a las empresas de lácteos —una de las producciones más importantes en la comunidad, junto a la carne y los vinos— para recopilar y analizar datos. La institución formó un consorcio con cuatro empresas que se prestaron como pilotos para el diseño de estas herramientas digitales que serán transferibles a todo el sector. Una de las participantes del proyecto fue Casa Grande de Xanceda, una granja ecológica de productos lácteos de Mesía (A Coruña). Con el entorno digital son capaces de comparar la información de todas las áreas de la granja, de manera que tienen todo controlado en un mismo entorno: “Tenemos desde las anotaciones que hace el veterinario después de mirar a un animal y los litros de leche que produce, hasta el número de pasos que da cada día por el resto de su vida”, explica Marcos Ellacuriaga, Responsable de proyectos y sostenibilidad empresa.
Un impulso para el sector rural
Más allá del beneficio a la industria, el PERTE espera tener un efecto en la calidad de vida de las localidades rurales de todo el país. Una necesidad que no es ajena a Galicia. En su anuario, el Foro Económico sugiere también que hacen falta políticas transversales para este sector de la población. María Cavada, profesora de Universidad de Santiago de Compostela (USC), asegura que hacen falta “instrumentos, políticas y regulaciones coherentes”. Esa cohesión impulsaría un cambio en la forma en la que se mira al campo y ayudaría a combatir los problemas demográficos y sociales que lo aquejan en la actualidad: “La nueva concepción rural puede marcar un antes y un después para el sector agrario gallego”.
Pese a los problemas, la producción en estas áreas se ha ensanchado en las últimas décadas, según explica el economista de la USC Edelmiro López, en el documento: “El sector ha dado muestras en algunos aspectos de un notable dinamismo y capacidad de respuesta”. López coloca como ejemplo al campo de la leche y sus derivados que ha tenido una expansión importante en Galicia, situada entre las diez primeras regiones lácteas de la Unión Europea.
Dentro de este sector, la Casa Grande de Xanceda busca tener una efecto positivo sobre las zonas que la rodean. Sara Torreiro, responsable de marketing y responsabilidad social, explica que uno de los ejes centrales de la empresa son sus acciones locales de responsabilidad social, en Mesía, donde se asientan sus 200 hectáreas. Uno de los proyectos más relevantes es “Celebrao con leite” (celébralo con leche), con el que invitan a los nuevos padres del Ayuntamiento, de alrededor de 2.500 habitantes, a recoger productos de su ecotienda semanalmente: “Nosotros celebramos de verdad los nacimientos en el rural”, añade la joven de 33 años, “también donamos la ración semanal de lácteos a 41 personas en riesgo de exclusión en el municipio”.
Sostenibilidad, competitividad y trazabilidad
El PERTE pretende ser el instrumento para que todos estos cambios se produzcan a través de la inversión y la creación de empleo. Para esto, las empresas agroalimentarias son la clave. Uno de los ejes del proyecto, el que busca incidir en las líneas de producción de la industria, financiará proyectos que sirvan para mejorar la competitividad, sostenibilidad y trazabilidad del sector. Roberto Alonso asegura que esta línea de ayudas, además de la digitalización, serán las de mayor peso para Galicia. El Gobierno central opina igual: será uno de los que más recursos tendrá: 400 de los 1.000 millones de euros que se destinarán a los tres campos transversales.
Galicia está situada entre las diez primeras regiones lácteas de la Unión Europea
La inversión deberá alcanzar a todos los agentes que intervienen en el desarrollo de un producto. Esto podría beneficiar especialmente a una granja como la de Casa Grande de Xanceda, ya que es una empresa redonda: gestionan sus propios cultivos, todo el ganado con el que producen la leche y todos los productos de valor agregado que ponen en el mercado —quesos, yogures, kéfir, helados de yogur— se producen a escasos metros de donde ordeñan a sus vacas. Cuentan con más de 300 vacas alimentadas solo con pasto y maíz ecológico, cosechado por ellos. Torreiro explica que no podía ser de otra manera: “Está en el ADN de nuestra marca ser sostenibles medioambiental, económica y socialmente”.
Más que un impulso al sector, el Gobierno central ha colocado en las manos de su PERTE agroalimentario la supervivencia de esta industria ante retos como el cambio climático, la falta de relevo generacional o la exigencia de productos más sanos y sostenibles por parte de los consumidores. Unos problemas para los que la empresa gallega parece tener respuestas de hace más de una década. Xanceda se ha valido de proyectos innovadores para resolver sus problemas: un millón de abejas para polinizar sus cultivos, un sistema de alarma y defensa contra lobos compuesto de burros y mastines, “hoteles” para pájaros que controlan posibles pestes o la creación de una reserva natural dentro de su terreno. Pero sobre todo, una concepción circular de su negocio que muestra, como dirían los miembros de su equipo: “Muuuucho compromiso”.