De guisantes a garbanzos, lentejas o judías. Estas leguminosas podrán mejorar su rendimiento gracias a los estudios del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), el centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Concretamente, un equipo de investigación ha conseguido comprobar que un gen denominado FUL controla la duración de la fase reproductiva en flores y frutos de estas leguminosas.
Cristina Ferrándiz, profesora de Investigación del CSIC en el IBMCP, cuenta que, modificándolo por medios tradicionales, se puede llegar a duplicar la producción de frutos y semillas. “Las leguminosas ahora mismo son los cultivos del futuro porque necesitan menos fertilizantes, son bastante adaptables al cambio climático”, explica.
“Entonces, queríamos ver si esto funcionaba así. Hemos visto que los genes que habíamos encontrado en arabidopsis [típica planta de laboratorio], en concreto uno de ellos, el que hemos llamado FUL (Fruitfull, en inglés), también tiene ese mismo papel en leguminosas. Y, de hecho, hemos conseguido plantas de guisante que florecen durante mucho más tiempo y llegan en campo, en ensayos de campo que hemos hecho, hasta duplicar la producción en algunas condiciones. Con lo cual, pues es una herramienta muy prometedora para mejorar cultivos de leguminosas, que son, como ya digo, cultivos de futuro”, declara Ferrándiz.
Y la investigadora de la UPV continúa: “Ahora mismo, por ejemplo, hay muchas leguminosas que están en desuso porque tienen una producción baja, pero que pueden ser resistentes a nuevas plagas, a la sequía, a tolerar mejor los cambios climáticos. Entonces, el poder saber que yo tocando un gen solo podría ser capaz de hacer esa variedad productiva, y ahora está en desuso, pues puede ser realmente potencialmente muy interesante”.
Para qué utilizar los genes
Por otro lado, la misma Ferrándiz, en otras declaraciones en nota de prensa, recuerda que han visto que las mutaciones que causan la pérdida de función de los genes FUL en guisante llevan a que las plantas produzcan flores y, por tanto frutos, durante mucho más tiempo. “Esto nos indica que FUL controla la duración de la fase reproductiva en arabidopsis, sino también en otras especies, incluidas las plantas de cultivo”.
Es más, la producción prolongada de flores y frutos se traduce en que, en ciertas variedades de guisante, “las mutaciones en los genes FUL lleguen a duplicar la producción de semillas, con idénticas características nutricionales a las de plantas no mutadas, tanto en invernadero como en plantas cultivadas en el campo”, indican desde la UPV.
La idea es utilizar los genes Fruitfull como una herramienta biotecnológica para mejorar el rendimiento de las leguminosas de cultivo. De todos modos, están trabajando también en tomate, por ejemplo, “que es otra planta con la que se trabaja aquí, y los resultados también son muy esperanzadores”. Sobre estos resultados, Ferrándiz recuerda que responden, además, a los desafíos a los que nos enfrenta la crisis climática y la necesidad de generar variedades que la soporten mejor.