Marina González: "No hay que caer en la banalización del embarazo y el parto"

La responsable de la Unidad de Reproducción Asistida de Ginemed Bilbao explica cómo hoy las mujeres mayores de 40 años pueden ser madres en unas condiciones de seguridad y con unas tasas de éxito antes impensables
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Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2021 la edad media para ser madre en España fue de 32,6 años, tres décimas más que en 2020. Los últimos datos disponibles del INE al respecto señalan además que el número de nacimientos de madres de 40 años o más ha crecido un 38 % desde 2011 y ya representan un 10,7 % del total. Estos cambios de tendencia responden a distintos factores.

Como explica a Innovaspain la Doctora Marina González, experta en ginecología y obstetricia, y responsable de la Unidad de Reproducción Asistida de Ginemed Bilbao, las causas principales son de carácter social. “Hace tiempo que la mujer se incorporó de forma generalizada al mercado laboral, pero es más reciente su posicionamiento en cargos de responsabilidad. Las mujeres quieren ser madres, pero también hacer carrera profesional. Ya no asumen de forma natural que su hipotético papel es cuidar de la familia”.

Circunstancias cambiantes

El uso extendido de los anticonceptivos y la capacidad de la mujer para planificar el momento idóneo para la maternidad, son otras de las razones por las que el hecho de ser madre se ha retrasado respecto a generaciones anteriores. “También influye notablemente el incremento en la calidad de vida”, añade Marina González. “Hoy las mujeres de 40 años y más se sienten jóvenes en todos los sentidos”.

En paralelo, las técnicas de reproducción asistida han mejorado sus resultados y se han convertido en una opción accesible. El propio proceso del embarazo es más seguro. “Por un lado hablamos del control obstétrico, que ha evolucionado hacia un diagnóstico por imagen que aporta al profesional una información completa de un amplio número de factores”.

Los estudios genéticos son otra herramienta de garantías. “Ayudan tanto antes del embarazo -con un análisis de los embriones cuando la mujer está por encima de los 38-39 años- como durante el primer trimestre del mismo, con estudios que indiquen la existencia o no de anomalías cromosómicas”.

Más seguridad

Todo ello lleva a que cada vez más mujeres se atrevan a dar un paso antes impensable a determinadas edades. “Lo normal es que si una mujer de 42-45 años, o incluso cerca de los 50 se decide a ser madre, es porque no sufre ninguna patología y por tanto puede vivir un embarazo sin sobresaltos siempre y cuando se someta a un buen control del obstetra. Esto no significa que la edad no sea un factor que debamos tener en cuenta, tanto en la probabilidad de quedarse embarazada como en el nivel de riesgo de complicaciones durante la gestación”.

La doctora recuerda que, ante las dificultades fisiológicas para lograr el embarazo propias de la edad, las alternativas se han multiplicado. “Van de lo más sencillo, como la fecundación in vitro, a otras técnicas más sofisticadas, como la congelación de los óvulos, cuya óptima conservación permite utilizarlos cuando la mujer decida, así como el acceso a la donación de óvulos por parte de otra mujer”.

Respecto a los problemas de salud que puedan aparecer durante el embarazo, el riesgo de aborto puede ser detectado mediante el citado estudio genético de los embriones. Por otra parte, en caso de desarrollar una patología relativamente común -diabetes gestacional, hipertensión- los protocolos de control establecidos por las Sociedades Científicas posibilitan un diagnóstico precoz y el tratamiento efectivo de la enfermedad. “Tiempo atrás, el final no siempre era feliz”, señala González.

Considerar todas las casuísticas

Pese a todo, en Ginemed tienen tipificados algunos casos dentro de la categoría de “Alta Complejidad”.  Son mujeres que han sufrido una patología previa al embarazo -trasplantes, cardiopatías, cánceres superados aún bajo seguimiento- y que necesitan un control especial antes y durante el embarazo. “Incluimos también a mujeres que han pasado por un largo historial de abortos de repetición o de fracasos en tratamientos de reproducción asistida. Requieren estudios muy completos y aproximaciones personalizadas. En el caso de las mujeres cercanas a los 50 años, llevamos a cabo una valoración para tratar de asegurar que el embarazo no implicará ningún riesgo ni para ella ni para el feto”.

Con el paciente en el centro, en Ginemed tratan de ceñirse al rigor las recomendaciones establecidas sin que ello impida la aplicación de tratamientos ad hoc. “Acompañamos a la mujer en todo el proceso. Tratamos de adaptarnos a las necesidades de cada persona o familia más allá de la componente de salud”. Marina González se refiere a la puesta en práctica de un enfoque global de la maternidad que tiene en cuenta el proyecto reproductivo a futuro. “Una de las preguntas que hacemos y que sorprenden en el contexto de una clínica de reproducción asistida es: ¿Cuántos hijos querrías tener? Parece que la respuesta obvia es uno. No siempre es así. Nos parece importante considerarlo antes de abordar un tratamiento u otro”.

No hay tiempo que perder

La doctora lanza una serie de recomendaciones a las mujeres de edad avanzada que han decidido ser madres pero no tienen del todo claro el siguiente paso. “No deben perder el tiempo, porque juega a la contra de las posibilidades éxito o de que se produzcan complicaciones añadidas. La información es poder. Mejor saber que no saber, así que aconsejo que se somentan a un estudio y después decidan que camino toman”.

En cuanto al lugar donde iniciar el tratamiento, más que el prestigio de la clínica, González valora la generación de confianza con el equipo médico. “La mujer se va a someter a un proceso que lleva aparejada una alta carga emocional. Las cosas no siempre salen como esperamos y pueden darse momentos complicados. Si no está cómoda, nada funcionará”.

“Por supuesto, lo conveniente es que, al igual que recomendaría con otras áreas médicas, se trate de un centro especializado”, añade la experta. “Clínicas con un buen laboratorio, donde sea posible emprender un abordaje completo y exhaustivo del caso y aplicar todo lo necesario. Es mejor desconfiar de clínicas muy caras o muy baratas. Es una cuestión de sentido común”.

Nuevos (buenos) tiempos

La responsable de Ginemed Bilbao celebra le llegada de cambios y avances sociales y sus vínculos con la maternidad. “La propia reproducción asistida ha estado estigmatizada hasta hace muy poco. Las mujeres o las parejas sentían vergüenza, ocultaban que estaban en el proceso. Hoy nos encontramos cada vez con más mujeres que afrontan la maternidad en solitario o parejas de mujeres que exponen abiertamente su condición sexual y la voluntad de formar una familia”.

Por encima de todo lo demás, la Dra. González llama a no banalizar el embarazo y el parto. “Las cosas pueden ir muy bien, pero también torcerse de un momento a otro. Hay controles y cuidados innegociables. Lo ideal es dar a luz en un entorno hospitalario seguro, donde puedan a responder a una eventualidad que ponga en peligro la vida de la madre, del feto, o ambos. El parto en casa conlleva riesgos evitables”.

Un diagnóstico más fiable de anomalías fetales mediante reconstrucción 3D del útero materno

La imagen por resonancia magnética (IRM) fetal es especialmente útil ante sospecha de anomalías en una ecografía, pero se ve limitada tradicionalmente por el movimiento maternofetal durante la adquisición. Ahora, una técnica anunciada esta semana en la que trabajan investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid podría permitir un cambio en este campo, al hacer posible obtener reconstrucciones detalladas en 3D de todo el útero materno a partir de la adquisición continua de imágenes de un feto en movimiento por medio de IRM.

Esto es posible mediante la combinación de modelos avanzados del movimiento maternofetal y técnicas de aprendizaje profundo no supervisado. El estudio ha sido realizado por investigadores del Grupo de Tecnologías de Imágenes Biomédicas de la UPM, liderado por Lucilio Cordero Grande y coordinado por María Jesús Ledesma Carbayo. Cuenta con la colaboración del King’s College London, el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER-BBN) y el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

“La comparativa con métodos existentes, los cuales únicamente atienden a la consistencia 3D en regiones localizadas tales como el cerebro o el torso fetales, ha demostrado que, además de poder aplicarse a un mayor campo de visión, la técnica propuesta proporciona un incremento significativo en la resolución y calidad de imagen”, indica María Jesús Ledesma.

A través de esta investigación se han obtenido también resultados preliminares que apuntan al interés de la técnica en otros dominios clínicos, e incluso se está estudiando su uso para mejora de imagen ecográfica.

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