Hace tres años comunicamos que GMV había comprado una parte de una joven startup para formar parte de su accionariado. Se trataba de PLD Space, una compañía que ahora se encuentra en pleno desarrollo del Miura 1, un cohete que servirá como vehículo de acceso frecuente y económico al espacio, para desarrollo tecnológico y para la experimentación científica en condiciones espaciales. Y esto es solo el principio: Miura 1 supone el preludio al que será el plato fuerte, el Miura 5, cuya misión será situar pequeños satélites de hasta 300 Kg en órbita terrestre.
Pero, para que este proyecto se haga realidad, se necesita un sistema de aviónica. Esto es, “un sistema que contenga elementos vitales, como son el subsistema de potencia; el subsistema de gestión de datos; el subsistema de guiado, navegación y control (GNC); el software embarcado; la gestión de cargas de pago; la telemetría, así como tecnologías para la localización autónoma y el sistema de terminación”.
Así, tras haber superado la fase de calificación del sistema, la aviónica de Miura 1, diseñada y desarrollada por GMV, ha dado lugar a un sistema cuya modularidad y escalabilidad son “algunas de sus características más destacables”. Entre otras, GMV destaca aquellas que “constituyen elementos fundamentales de este sistema con el uso de elementos comerciales, así como la disponibilidad de tecnologías avanzadas que garantizan las prestaciones requeridas con un presupuesto razonable”.
Cabe destacar que el sistema de aviónica es “una de las partes más críticas” de un lanzador ya que “recolecta y elabora las informaciones de los sensores y toma decisiones oportunas para que los actuadores realicen las maniobras requeridas por el lanzador”, aseguran desde GMV. Además diseño para cohetes como Miura 1 son “especialmente” complejos, sobre todo “en un mercado tan competitivo en el que participan organizaciones de muy diversa índole, desde los ya conocidos proveedores de servicios de lanzamiento, a los recién llegados al mundo de los microlanzadores”.
De este modo, en GMV han conseguido que Miura pueda tener las mismas funcionalidades que lanzadoras como Ariane o Vega, aunque adaptándolos a un vehículo que es más pequeño y con diferentes prestaciones. “Nos hemos enfrentado a este desafío aplicando nuevas tecnologías y procesos de diseño que han permitido no solo abaratar los costes, sino también el tiempo de desarrollo”. En menos de tres años se ha pasado de la definición de los requisitos, a la calificación y aceptación del sistema completo por parte de la ESA, subrayan.