La arquitectura tradicional es la que ha estado siempre pensando en la conexión del ser humano con la naturaleza. La convencional no sólo no lo ha hecho, sino que además se ha basado en la industrialización para alejar la naturaleza de la sociedad. Carmen Vázquez hacía arquitectura convencional, hasta que se dio cuenta que no respondía a los problemas actuales, como el cambio climático. Y fundó HabitaBio.
Pero antes de iniciar ese proyecto, Vázquez trazó un camino poco convencional. En un principio, tras la desilusión, dejó la arquitectura, cogió una furgoneta y se pasó dos años en Australia. Allí comprendió el poder la naturaleza. “Había ‘poca ciudad’, podríamos decir, y entendí que era donde estábamos mejor. Somos animales y pensé en maneras de aportar a la sociedad para que las personas vivan de manera confortable”, explica.
Se armó de valor y montó la primera web de HabitaBio y su página correspondiente en Instagram. Mientras tanto, seguía formándose en bioconstrucción, máster en bioarquitectura, cursos presenciales… todo lo que podía aprenderse, lo aprendió. Era 2019. Y a mitad de 2020, en plena pandemia, ya tenía a su primer cliente para construir casas de paja, adobe y otros materiales ecológicos y sostenibles.
“Entendí cómo realizar este tipo de arquitectura y, al mismo tiempo, aumentaban los clientes, tenía un negocio más rentable, empezaba a aportar valor… Al final, creábamos espacios más ecológicos y eficientes porque teníamos ese conocimiento. Todo ello, sumado a que en nuestra filosofía no cabe eso de construir todo desde cero”. Y fue ahí cuando nació el core de HabitaBio: el asesoramiento personalizado.
Asesoramiento para tener una casa sostenible
En 2021 empezó a realizar asesoramiento online para que los clientes hicieran de sus casas convencionales hogares más sostenibles. Se podría decir que HabitaBio tiene tres ramas: la primera son los proyectos de construcción, la que menos se potencia porque limita mucho en cuestión de tiempo y porque, al fin y al cabo, no cuenta con tanto público.
La segunda es la más importante actualmente, que es el asesoramiento. Y la tercera, que ha surgido en 2023, es la educación y formación en estos valores de la bioarquitectura. “Nos dimos cuenta de que arquitectos, aparejadores, diseñadores o particulares necesitan aprender sobre la biotecnología y, además, concienciarse: desde transformar su casa y hacerla bio hasta crear líneas de negocio sostenible… todo lleva a proteger el planeta”, indica Vázquez.
Volviendo al asesoramiento, la fundadora de HabitaBio cuenta que, una vez que el cliente está convencido de esa transformación sostenible, piden información de la casa, planos y vídeo ya que todo el proceso es personalizado. Y, para reformas, se tiene en cuenta materiales, iluminación, ventilación, calidad del aire, contaminación electromagnética, eficiencia energética… Todo lo que se puede mejorar, se mejora.
“Es que no sólo tiene la parte de asesoramiento en el campo, sino el acompañamiento para implementarlo. La filosofía de la bioarquitectura también es disfrutar del proceso. El objetivo es que se gasten el dinero de forma inteligente, en reformas que repercutan a la salud tanto del cliente como del planeta”, especifica.
Si se quiere una casa sostenible, eso sí, hay que contar con la legislación. Vázquez incide en la idea de que no hay una respuesta estándar. “No es lo mismo estar en la sierra de Madrid que en Granada. O que te apetezcan unos materiales que no se deben utilizar en ciertos ambientes climáticos. Hay que cumplir siempre con las leyes”.
El futuro pasa por la descarbonización
Carmen Vázquez piensa en el futuro del planeta y en el suyo propio. Según ella, cada vez hay más de interés de clientes, constructoras y promotores en adherirse a la bioarquitectura. Sin embargo, el negocio puede diversificar y virar hacia la descarbonización.
La fundadora de HabitaBio se explica: al parecer, Europa pretende “poner sobre escrito” la necesidad de la descarbonización a través de la Directiva de eficiencia energética en edificios (EPBD, en inglés). Esta supone medir el carbono que emiten las edificaciones, lo que haría que la compañía, pionera y experta en el sector, pudiera realizar consultorías, cursos, auditorías…
“Hay dos tipos de carbono en arquitectura. El operativo, que es el que el emite el propio edificio, y el embebido, el que se emite cuando se construye el edificio, el proceso de los materiales o las mismas instalaciones que se llevan a cabo. Francia y Noruega ya lo miden. Nosotros, en España, no. Es un mercado emergente y cada vez más gente se subirá a la ola”, declara.
Así, el futuro de HabitaBio pasará, entre otras muchas cosas, por convertirse en una consultoría de descarbonización para arquitectos, constructores, promotores o la misma administración pública. No serán los únicos, ya que hay más expertos en bioarquitectura. Pero sí de los primeros.
“Y si conseguimos que cada vez haya más convencidos… ganaremos todos”.