MADE es un proyecto de investigación europeo que busca contribuir a la creación de un único espacio comunitario apto para la era digital. Y dentro de él se encuadra una iniciativa, liderada por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), cuyo objetivo es la puesta a punto de seis nuevos nodos de acceso y conexión entre entidades públicas y privadas mediante la implementación de la tecnología DSI (Infraestructura de Servicios Digitales).
Jesús Carretero, coordinador del proyecto, ha explicado que el objetivo de este trabajo “es que las distintas administraciones europeas, tanto públicas como privadas, puedan intercambiar de forma segura documentos electrónicos de todo tipo siguiendo los nuevos estándares definidos por la Unión Europea” en una directiva de obligado cumplimiento que deberá aplicarse a finales del año que viene. Así, con la adopción de eDelivery, un sistema que proporciona una amplia variedad de servicios de software vinculados a las TIC, “se ayuda a las administraciones públicas a intercambiar datos y documentos electrónicos con otras administraciones, empresas y ciudadanos, de manera interoperable, segura, fiable y de confianza”.
Según ha explicado Carretero, se trata de “una tarea que no resulta sencilla” y que tiene dos aplicaciones fundamentales. A nivel fiscal y económico, se lograría la interoperabilidad de la facturación electrónica, permite el intercambio de facturas entre empresas de países europeos con la colaboración de las agencias tributarias y los organismos fiscales. Por otro lado, facilitaría un sistema común de entrega segura de documentación electrónica, implementando el portal para e-justicia donde las administraciones europeas de Justicia podrían “intercambiarse documentos judiciales de forma segura”.
El proyecto cuenta con la participación de investigadores de Dinamarca, Holanda, Islandia y Noruega y finalizará a mediados del próximo 2019, si bien el primer prototipo podría estar listo en mayo del año que viene. La idea es que, para entonces, sea capaz de conectar España con algunos países nórdicos y “sirva como piloto” para que otros socios europeos “vean cómo implementar estos nodos de conexión y puedan integrarse también en esta iniciativa”.