Aún en plena pandemia de la COVID-19, la educación aspira a asentar un modelo ‘blended’ (híbrido) entre lo virtual y lo presencial. Pero todavía es pronto para descubrir qué sistema se asentará en la futura enseñanza. Profesionales del sector educativo, y emprendedores de startups que facilitan herramientas digitales a centros, debatieron esta cuestión en una mesa redonda organizada por Endeavor España.
Para Pablo Lara, director general de Educación del Grupo Planeta, aún queda un largo camino por recorrer. “La pandemia ha acelerado una necesidad: la experiencia digital. Pero la educación no se ha digitalizado, para nada”. Es por este motivo que, en vista de un futuro en el que el remoto adquiera mayor peso y se asiente el modelo híbrido, este se desarrolle alrededor de “cómo aprende un alumno y una persona”.
“Iremos a blended cuando salgamos de esta pandemia”, asegura la IE Chief of Innovation & Ventures at IE Business School, Lucía Figar. En línea con el resto de ponentes, Figar está de acuerdo en que la COVID ha acelerado los procesos, y que este contexto ya no tiene marcha atrás. Todo por los “skills (habilidades) digitales” que han adquirido profesorado y alumnado. Sobre este último, destaca que se ha convertido “en un cliente digital” en todo el mundo.
Como proveedores de herramientas tecnológicas para el ámbito educativo, participaron Daniel González de la Vega, cofundador y CEO de Smartick; Gonzalo Manrique, cofundador de Ironhack, y Rodrigo Rodriguez, fundador y CEO de Odilo. En opinión de De la Vega, la pandemia ha sido “un gigantesco proyecto piloto de digitalización” impensable si no se hubiesen dado “las circunstancias extremas a las que hemos estado sometidos”. La contraparte es el “curso acelerado” sobre el uso de herramientas digitales que han tenido padres, profesores, instituciones y colegios.
Manrique, desde su toma de contacto con alumnos, aventura que surgirán “más opciones” de modelos híbridos. “Algunos de ellos quieren aprender online en lugar de estar con gente en una clase”, afirma. La enseñanza online permitiría a estos alumnos “ir a su ritmo” y ganar en seguridad a la hora de participar y conocer gente.
Por su parte, Rodriguez sitúa el peso de ese futuro modelo híbrido en el actual análisis de este periodo de transición. “Estamos empezando a preparar el ‘blended’. Es el momento de repensar qué partes del proceso educativo tienen más valor para hacerlas en digital, y cuáles deberían seguir siendo presenciales”.
Lara aporta un matiz en el debate: sobre qué nivel educativo aplicar el modelo blended. “Me gusta para las universidades pero no me gusta para el colegio”. Como modelo único “al final”, deberán potenciar lo que pase en la escuela y lo que hacen los docentes con los alumnos. Por eso, cree que en los colegios y primeros niveles de enseñanza, “la presencialidad va a ser muy importante”.
Avanzar hacia el 'blended', sí, pero reduciendo la brecha digital
Rodriguez, como fundador y CEO de Odilo (se compara con un Netflix de la educación), subraya la importancia de masificar contenidos. El segundo: el acceso a estos. “El número de libros que tengas en casa es un gran predictor de tu éxito académico, más importante que la inteligencia. Y eso es factor socioeconómico”.
Este es el punto de inflexión, confiesa Lara, que genera cierto “miedo”. “Puede ser la cara o la cruz para la educación”. Una frase que De la Vega remite a un estudio salido de Harvard. “El resultado es el que se comprobó que alumnos con entornos socioeconómicos desfavorecidos y acceso a recursos escolares más escasos, han dejado de aprender mucho más que alumnos con entornos socioeconómicos más favorecidos”.
Desde Smartick, asegura, “la inequidad se está viendo”. Si bien la tecnología, locomotora de esta empresa centrada en impartir matemáticas y lectura para niños, permitiría un “escenario ideal”, no es así. “Estamos muy lejos de eso”, incide su CEO. En ese aún escenario utópico, la tecnología fomentaría que los profesores pudieran personalizar más los casos de sus alumnos. De la Vega desvela que están desarrollando un “proyecto”, aún en estado embrionario, para hacer más eficiente el tiempo del profesor. Resume la idea: “Minimizar sus tareas no productivas de manera que pueda dedicar la mayor parte de su tiempo a mejorar la experiencia de aprendizaje de sus alumnos”.
Y abogar por una mayor personalización, apunta el director general de Educación de Grupo Planeta. “Imagino un futuro en el que el profe ahorra tiempo en la preparación de clases y corrección. Para poder llegar a clase, estar con sus alumnos, sabiendo mucho más que la nota del examen de mates y pudiendo preparar mejor con ellos la clase”.
Un punto que encuentra consenso común. A esta solución se apunta Rodriguez: “si eres capaz de facilitar al profesor herramientas que le ahorren tiempo en revisar la información, la estructura, tiene más capacidad de hacer seguimientos personalizados”. El fin, subraya, es potenciar la “atención temprana” del alumno a través de herramientas analíticas.
Una educación personalizada, apunta De la Vega, que “sobre todo” es tener datos. “Habrá que poner el acento en la digitalización, para todos, y en educación desde luego. En definitiva, donde más se está viendo la brecha es en educación escolar. Si en educación escolar ocurre esa brecha, has condenado a ese niño”, sentencia.