Como en tantos otros ámbitos, la economía colaborativa ha reservado también su plaza de aparcamiento en el sector de las plataformas musicales. Lejos de amedrentarse por gigantes como Spotify, YouTube o las propias casas discográficas, una startup española propone una forma alternativa del negocio. Se trata de Muser, comunidad colaborativa cuyo fin es conectar artistas musicales con sus oyentes potenciales. La plataforma nace fruto de la inquietud de un grupo de amigos que, como asegura su CEO, Harán Gutiérrez, “deseábamos hacerle la vida más simple a los artistas musicales”.
Son precisamente los obstáculos a los que se enfrentan los músicos -a quienes la crisis ha golpeado con fuerza, especialmente hasta 2014- lo que motivó a Muser a crear un refugio online donde los artistas fuesen reconocidos por su talento y los oyentes optasen a música personalizada. “Llegamos a la conclusión de que si nos poníamos a desarrollar nuestras ideas la industria musical, los artistas y los melómanos lo agradecerían; era una oportunidad que no podíamos dejar escapar”, recuerda Gutiérrez.
Muser es consecuencia de DiamondFans, el primer proyecto que la empresa dedicó a la promoción y crecimiento de artistas musicales. Tras dos años dándole forma a un negocio que siempre tuvo la esencia colaborativa, Muser firmó en 2015 su nacimiento con tres objetivos concretos y ambiciosos: convertirse en la plataforma de referencia internacional musical, cambiar el canon del consumo en la industria y fomentar la expansión de su filosofía a otras áreas. “Las plataformas digitales son el futuro, por no decir el presente”, afirma Martín Chandarov, COO de Muser, también en esta conversación. “Internet es una herramienta realmente potente que estamos empezando a exprimir ahora; las comunidades están generando conocimiento, y esto es sin duda el motor del desarrollo de cualquier colectivo”, añade.
La plataforma marca distancia respecto a sus competidores. Con una media de edad de 27 años, el equipo se autodefine como “savia nueva” ante una industria que convive entre lo tradicional y lo revolucionario. “Somos nativos digitales, lo que nos hace entender el negocio de la música de otra manera”, comenta Chandarov. La conexión entre músicos (los llamados Musers) y “la preocupación por el desarrollo de los artistas” son dos puntos que para los fundadores de Muser hacen que “estemos trabajando en algo realmente disruptivo, también para incentivar tanto la realización de conciertos como la asistencia a los mismos”. Respecto al momento de las plataformas, Gutiérrez critica que muchas de ellas “ofrecen a los artistas royalties irrisorios a cambio de miles de reproducciones”. En este sentido, Muser ofrece a los músicos “la oportunidad de seguir creciendo profesionalmente mientras les descubren nuevos amantes de la música”. A su vez, la plataforma sirve de trampolín para que los artistas compartan las fechas o vendan tickets de sus próximos directos, su música o merchandising.
El poder de las valoraciones
‘Nisa’, el algoritmo de Muser, se nutre de las valoraciones que hace cada usuario de cada canción para mostrar el contenido acorde a sus gustos de manera automática. Cada artista recibe un servicio personalizado donde, dependiendo de sus necesidades, se le ofrecen diferentes alternativas. Tras un año de balance, Muser cuenta con 28.000 artistas españoles y ya piensa en su expansión internacional. “Estamos orgullosos de haber nacido en España, pero queremos comernos el mundo”, sostiene Chandarov, que ve en el mercado latinoamericano una gran oportunidad. “Es muy atractivo y siempre ha habido un vínculo realmente fuerte entre los artistas españoles y los consumidores de allí. Entra en nuestros planes el fomentar aún más el consumo del producto nacional en países como Chile, Argentina o México”.