¿Se imaginan tener en casa muebles con superpoderes? “El mobiliario y la arquitectura del futuro tendrán ‘músculo’ y ‘cerebro’; es arquitectura robótica”, dice Hasier Larrea, un Ingeniero Industrial de San Sebastian que se trasladó a Estados Unidos para continuar desarrollando su labor profesional. “La robótica hace que los muebles se puedan transformar de una manera totalmente ‘sin esfuerzo’ y que puedan estar conectados a otros elementos inteligentes de la casa como termostatos, luces, persianas, etc.”.
Las posibilidades que se abren así son infinitas. “Un espacio pequeño no es tan pequeño si consigue adaptarse a las diferentes actividades del usuario, ya que una persona no puede estar comiendo, durmiendo o trabajando al mismo tiempo”, apunta el investigador vasco. “Tener una oficina, una habitación y un comedor independientes es un lujo que no nos podemos permitir en el mundo urbanizado al que vamos”. “Los espacios se adaptarán a nosotros y no viceversa”.
Una preocupación constante en su trabajo es que el espacio que tenemos es cada vez menor. “Cuanta más gente se mueve a las ciudades, más caro es el metro cuadrado, y menos metros cuadrados nos podemos permitir, pero hay esperanza –apunta-. Todos los metros cuadrados no son iguales. Un metro cuadrado con tecnología puede llegar a tener la funcionalidad de dos metros cuadrados, por ejemplo. En ello trabajamos, para que vivir en un espacio más pequeño no signifique menos funcionalidad”.
En su opinión, “la urbanización masiva del mundo trae consigo retos que las soluciones antiguas no pueden solucionar. Necesitamos evolucionar y mirar cómo otras industrias han aplicado la tecnología para superar retos globales. Un ejemplo claro son los coches autónomos. Llega el momento en el que ingenieros y arquitectos no tienen otra alternativa que converger”.
Ecosistema innovador
Él llegó al MIT en Boston hace 6 años para completar su tesis de master con la intención de quedarme en Estados Unidos seis meses. “Entré en un laboratorio llamado Media Lab donde trabaja gente muy distinta, en disciplinas muy diversas e interconectadas: realidad aumentada, robótica, música, big data, biónica…”, recuerda. El último premio Princesa de Asturias, por ejemplo, es un investigador del Media Lab llamado Hugh Herr que hace piernas biomecatrónicas). “Acorde con la filosofía de este lugar, aquí los arquitectos diseñan coches y los ingenieros casas. “Rápidamente, seis meses se convirtieron en seis años, y la investigación del CityHome se convirtió en una empresa llamada Ori”.
Larrea define al Instituto Tecnológico de Massachusetts como un lugar “muy especial donde se juntan los estímulos para crear y los recursos para ejecutar”. “Hay muy pocos sitios en el mundo que tengan la diversidad y densidad de innovación del ecosistema de Boston-Cambridge –reconoce en declaraciones a Innovaspain-. Es un honor poder formar parte de este ecosistema y aprender de los mejores.
En este ambiente surge Ori, en concreto, en el verano de 2015, cuando su equipo investigador se da cuenta de que ya han tenido suficiente investigación y prototipos, y que ha llegado el momento de demostrar si la idea del laboratorio tiene realmente sentido en el mercado actual. “Desde entonces hemos testado varios apartamentos piloto en Boston y nos estamos preparando para el lanzamiento del primer producto este 2017”.
Emprender e investigar
Recientemente Hasier Larrea ha sido elegido por la revista Forbes como uno de los 30 ingenieros de menos de 30 años que están reinventando la industria. Recibe este tipo de reconocimientos como “un buen empujón que te dice que vas en la buena dirección”. Y continúa poniéndose retos. “Mi equipo y yo estamos totalmente comprometidos con la idea de traer estas tecnologías al mercado inmobiliario”, afirma. “La aventura acaba de empezar; ya veremos qué pasa después”.
Cuando se le pregunta por las limitaciones que, desde su punto de vista, tiene España a la hora de emprender, afirma que la gran diferencia que ha visto entre USA y España es que en Estados Unidos “se mezclan mucho más los verbos emprender e investigar”. En nuestro país “parece que se prepara a la gente para uno o lo otro, y en empresas tecnológicas pienso que el escenario de más potencial es cuando el investigador jefe se convierte en el emprendedor”. “La pasión por una visión lo es todo en estas fases iniciales”, concluye.