Para el año 2050 la industria aeronáutica generará alrededor de 850.000 toneladas de residuos. Actualmente, los aviones están hechos de materiales metálicos, aunque poco a poco se están sustituyendo por materiales compuestos -fibra de carbono, fibra de vidrio, entre otros-. Estos materiales no podrán reutilizarse ni reciclarse hasta dentro de 20 años, cuanto termine la vida útil de estos nuevos aviones.
“Ahí es donde entramos nosotros”, señala Alejandro Marqués, ingeniero coordinador del proyecto europeo Helacs, liderado por el centro tecnológico aragonés Aitiip, del que el investigador forma parte. “Esta iniciativa nace de la necesidad de desmantelar y reciclar aviones que volarán los próximos 20 años. Algo habrá que hacer con ellos en su momento, teniendo en cuenta que el reciclaje de este tipo de materiales no es nada fácil”.
Helacs lleva dos años desarrollando y validando un conjunto de tecnologías de desmontaje capaces de separar las nuevas piezas de CFRP de forma rápida, segura para los operarios, y con un alto nivel de automatización. “Las CFRP son polímeros reforzados con fibra de carbono, y hemos propuesto varias fases para su desmantelamiento: in situ, cortes con agua, gemelos digitales, sistemas robóticos móviles… Todo ello sin poner en peligro a los trabajadores”.
De hecho, para diciembre de este año -o enero del siguiente- Aitiip llevará a cabo un demostrador en el aeropuerto de Teruel para enseñar cómo funcionarían estas tecnologías. El mismo Marqués recuerda que ahora mismo hay varios parques de desmantelamiento en Europa. “Birmingham, en Inglaterra; Toulouse, en Francia. Pero Teruel, por su situación geográfica y por su capacidad para almacenar aviones es óptima. Además, está haciendo cosas importantes en cuanto a reparación y mantenimiento”.
Cómo reciclar aviones
La propuesta de Helacs es simple: consiste en reaprovechar los materiales con un sistema de corte por agua, como el mencionado por Marqués, troceando las piezas en dimensiones idóneas para el reciclaje. Asimismo, este corte se combina con un proceso de pirólisis que “carboniza” el material, reaprovechando las fibras de carbono que “sobreviven” a la descomposición.
Por otro lado, para el corte por agua están desarrollando una tecnología robótica basada en el machine learning. “Esto es, el ‘humano’, empleando la llamada dummy tool, marcará la ruta de corte con sus movimientos y el robot clonará el trazado para realizar el corte con agua a alta presión”, explican desde el centro Aitiip.
De todos modos, cuentan con más tecnologías, como el despegue por soldadura por resistencia -que se espera que sea uno de los principales métodos de ensamblaje de materiales termoplásticos en el futuro-.
“Hay que tener en cuenta que son proyectos que se plantean a 20 años, tecnologías en un punto inicial que empiezan a mostrar ahora sus resultados. En un futuro, permitirán realizar estas operaciones no sólo en aeropuertos como el de Teruel, sino en cualquiera que no cuente con todas estas herramientas de desmantelamiento de Aitiip. Eso sin contar las vías de negocio secundarias que se podrían crear gracias a la fibra de carbono, que, reciclada, se vende a un alto precio”, explica Marqués.