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HUNTY: el proyecto español que logra el ‘match’ perfecto entre cazadores y organizadores de cacerías en todo el mundo

La startup fundada por los riojanos Fernando Bozalongo y León Rituerto busca convertirse en “el Booking de la caza” para enriquecer un sector que ha vivido de espaldas a la digitalización
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Fernando Bozalongo (derecha) y León Rituerto, fundadores de HUNTY.

Es España existen más de 945.000 licencias de caza vigentes y el sector mueve más de 6.500 millones de euros al año. Sin embargo, su salto a la digitalización se estaba haciendo esperar más de la cuenta, lo que ha complicado la conexión entre oferta y demanda o, lo que es lo mismo, entre los organizadores profesionales de cacerías y los cazadores. Bajo la premisa de convertirse en el Booking de la caza, en 2019 nació HUNTY. Fundada por los emprendedores riojanos Fernando Bozalongo y León Rituerto, la startup surge como un mix a caballo entre la inquietud personal y la visión de negocio.

Bozalongo ‘ejerció’ como Erasmus durante su etapa como estudiante de ingeniería de Telecomunicaciones. “Soy cazador desde la cuna, y al salir fuera de España comprobé que no había forma de enterarse de dónde poder practicar la caza, ni de quién estaba detrás de una cacería”, explica a Innovaspain al otro lado del teléfono. De vuelta a España, completa su formación en ThePowerMBA, donde consolida su vocación emprendedora. “Mirando el siguiente proyecto en el que involucrarme, recordé mi experiencia frustrada con la caza en el extranjero. Confirmé la escasa o nula digitalización de la que adolecía, una problemática común en todo el mundo, pese a tratarse de un indudable motor económico”.

Un cambio profundo

En la página web de HUNTY es posible acceder a miles de cacerías y monterías, detalladas con información de calidad, sin espacio para la habitual opacidad. “Ayudamos a los cazadores a decidir en base a sus necesidades, aportándole conocimiento sobre cacerías que auditamos personalmente de forma previa. Por otro lado, un equipo de expertos de HUNTY acompaña al cliente durante todo el proceso. Cuidamos al cazador muy por encima de lo acostumbrado, y esto repercute en un alto nivel de satisfacción. Somos proactivos y accesibles en un territorio donde no es lo frecuente. Los organizadores no han prestado atención a determinados detalles por estar ocupados en otras cosas, ya que su día a día transcurre en el campo”

A lo organizadores, HUNTY les pide profesionalidad, “con todo lo que ello implica en cuanto a normativas vigentes”. Fernando Bozalongo argumenta que en la caza también hay “mucho pirata” que contamina al resto, un efecto nocivo que ellos pretenden contrarrestar. “El resultado obtenido por el cliente durante la cacería debe ser de máxima calidad.

Salir al exterior

El proyecto comenzó a pequeña escala, pero es genuinamente ambicioso. “El nombre en inglés muestra la intención de salir fuera desde el principio, aunque la pandemia nos frenó. Aún así, cada año crecemos a doble dígito. En 2022, tuvimos más de 2.500 clientes y, en lo que va de 2023, el 57 % de las ventas proceden de clientes de repetición, gente que ya ha cazado mediante HUNTY”.

Romper la barrera de la confianza les ayudará a completar con éxito la siguiente etapa del proyecto. “En estos cuatro años nos hemos ocupado de incorporar la oferta nacional y captar clientes, lo que nos ha llevado a entender cómo lograr un buen match entre ambas partes. De ahí que ahora nos hayamos propuesto dar un paso más firme en nuestra expansión internacional y ampliar la oferta hasta países como Argentina, Sudáfrica, Namibia y cualquier rincón del mundo”.

El precio justo

La otra palanca de crecimiento atenderá a la mejora tecnológica. Además de perfeccionar la web, HUNTY ultima el lanzamiento de una app propia. “Pretendemos que el cazador pueda hacer todas las gestiones sin interacción humana. Cuando empezamos detectamos varios proyectos en una línea parecida, pero se adelantaron o no fueron bien ejecutados. El caso es que nadie ha llegado tan lejos como nosotros. La caza estaba muerta en lo digital, y ahora hay cazadores que contratan una cacería desde su teléfono. Es una corriente global”.

El modelo de negocio de la startup se basa en una declaración de honestidad. “El precio que da el organizador debe ser el mismo tanto si los cazadores acuden a él directamente, como si lo hace a través de HUNTY. Obtenemos una comisión a éxito por cada venta. No solo no costamos más, sino que aportamos mucho valor al cliente. Además de los servicios ya mencionados, ofrecemos otros anexos, como son la tramitación de licencias o la gestión de alojamiento durante la cacería. Con todo, la principal fuente de ingresos procede de las ventas de caza”, asegura Bozalongo.

Obstáculos en España

El emprendedor argumenta que, en España, no tiene sentido que la caza se mueva en 17 legislaciones distintas y sus correspondientes licencias. “Si ostentas la licencia de La Rioja, no podrás cazar en Granada sin antes obtener la acreditación andaluza. Pensamos que la licencia debería tener un carácter universal”.

Respecto a la demonización del sector, a Fernando Bozalongo le sobran argumentos. “El hombre comenzó a cazar para sobrevivir. Siglos después, empezó a hacerlo por ocio. La corriente actual, y uno de los pilares de Hunty, entiende la caza como una actividad necesaria además de legítima. La sociedad precisa que existan cazadores y regular el descontrol poblacional de algunas especies antes de que perjudique al propio ecosistema. No hay otra forma de hacerlo de manera más selectiva y efectiva que la caza”.

Resolver un problema y relevo generacional

El cofundador de HUNTY recuerda que los accidentes de tráfico con animales salvajes involucrados se han incrementado un 140 %. “La naturaleza es sabia y actúa por su cuenta en forma de epidemias cuyas consecuencias son funestas ya que después se necesitan varios lustros para recuperar unos niveles de población aceptables en determinadas especies”.

Sin osos o lobos campando a sus anchas, Bozalongo indica que las alternativas de control poblacional son los venenos y las trampas. “Los venenos están descartados y las trampas no son selectivas. O lo hacemos por ocio en favor de la sociedad y generando millones de euros en impuestos o tendremos que contratar a profesionales con dinero publico, como ya se ha hecho en algunas regiones, para que acometan este trabajo de servicio”.

Pese a estas dificultades, el joven percibe que el relevo generacional en la práctica de la caza está asegurado. Gracias al COVID, toda actividad al aire libre y en la naturaleza ha ganado adeptos. En mi entorno no hago más que ver cazadores jóvenes, basta echar un vistazo a las redes, donde algunos ya han alcanzado la categoría de influencer. De hecho, alrededor del 45 % de los cazadores están por debajo de los 46 años y cada vez hay más mujeres cazadoras. En HUNTY somos un equipo de 18 personas, todos cazadores por debajo de los 35 años”.