Hace más de un año, Proyecto Libera anunció el desarrollo de un protocolo que detectaría e identificaría microplásticos en sistemas acuáticos. Ahora, la asociación Hombre y Territorio (HyT), creadora de esta herramienta, bajo el marco de la iniciativa formada por SEO/Birdlife y Ecoembes, ha presentado una metodología que ya se ha probado en más de 30 ríos, lo que permite al protocolo proponer soluciones basadas en la ciencia y en los datos de ciencia ciudadana.
David León, presidente de HyT, ha explicado en el webinar de presentación que llevan trabajando en esta herramienta dos años. “Dos años desde que intentar sacar una herramienta que fuese útil para hacer estudios de proyectos de investigación, para hacer estudios de seguimiento técnico, de ciencia ciudadana y para hacer actividades de educación ambiental. Eso fue lo que se propuso en su momento… Y, ahora, podemos decir que, por lo menos, lo hemos intentado”.
Andalucía ha sido la región “protagonista” del proyecto, ya que es allí donde se ha puesto a punto la metodología, –la mayoría de ríos visitados son andaluces, al igual que los sistemas protegidos, como Doñana o las Marismas de Odiel–. Para ello, han tenido en cuenta que estos ríos, además, estuvieran en los siete ecosistemas terrestres más representativos de nuestro país: acuático interior; hábitat agrícola y parameras; bosque atlántico; bosque mediterráneo; bosque de ribera; hábitat costero; y de montaña y rocoso.
“Hemos seleccionado unos 30 ríos que, más o menos, cubriesen los diferentes tipos de hábitats que están considerados por SEO/Birdlife dentro de sus áreas importantes para las aves y la biodiversidad. Ahí hemos hecho diferentes pruebas para intentar hacer la metodología lo más adaptable posible a estas zonas. Hemos hecho muchas pruebas de laboratorio también, tanto en laboratorios externos como propios, y hemos tenido mucha suerte porque hemos podido contar con contactos muy importantes y con gente que nos ha echado una mano, más allá del convenio”, ha señalado León.
“En este protocolo, manual, documento, o como lo queráis llamar, se va a hacer una serie de consultas previas en una consulta bibliográfica importante que estuvimos haciendo durante mucho tiempo”, ha indicado, además, el presidente de la asociación. “Nos hemos basado también en la experiencia propia que tenemos los participantes de HyT, ya que muchos tenemos una relación histórica, todavía permanente, con la Universidad de Sevilla, en concreto, con el departamento de Biología Vegetal y Ecología. Hemos estado desarrollando durante muchos años actividades de investigación en ríos, embalses, charcas, lagunas y en todo tipo de ecosistemas acuáticos continentales”.
De hecho, gracias al Servicio de microanálisis del Centro de Investigación, Tecnología e Investigación (CITIUS) de la Universidad de Sevilla se han podido poner a punto los tratamientos de filtrado y preanálisis, identificación con lupa y análisis del polímero (naturaleza del plástico) por detección con infrarrojo, “una de las técnicas más avanzadas actualmente”, aseguran en Libera.
Este protocolo de identificación de microplásticos es importante porque “es la primera vez que se pone a disposición de investigadores, técnicos de espacios naturales, confederaciones hidrográficas, docentes, entidades de voluntariado y público general una herramienta aplicable, adaptable y escalable a las diferentes necesidades y objetivos de cada iniciativa”.
Así, la base del muestreo de microplásticos realizado por HyT “se ha basado en aquellos fragmentos que se encuentran en la columna del agua en flotabilidad positiva o neutra, en los primeros centímetros de la masa de agua”. Asimismo, para llevar a cabo el muestreo hay que tener en cuenta que un sistema acuático puede ser vadeable o no. “En caso de ser vadeable, se toma el agua directamente. En el caso de tramos no vadeables o con corriente fuerte, se toma el agua indirectamente desde una estructura perimetral (puente, dique) o flotante (embarcación)”, señalan en el informe.
En primer lugar, se filtra el agua, con el objetivo de recoger una pequeña muestra para el envío al laboratorio. Y, en segundo lugar, ya en el propio laboratorio, se hace un segundo filtrado con bomba de vacío a cada una de las muestras obtenidas en el campo, con el fin de concentrar aún más la muestra y eliminar el agua.
“Para la primera identificación de microplásticos se utiliza una lupa binocular, además de microscopio óptico. Y toda la información obtenida se traslada a una hoja de registro que se incluye también en el manual como ejemplo. Además, con el fin de ayudar a identificar estos microplásticos y no confundirlos con otros elementos (algas, pequeñas rocas, etc.), se incluye una guía de descarte”, indican.
Tras ello, “se emplea la espectroscopia de transmisión de infrarrojo con transformada de Fourier (FTiR), la técnica más rápida y fiable utilizada actualmente en la identificación de polímeros en todo el mundo. Con esta técnica se obtiene, de una manera rápida y fiable el espectro característico de cada elemento”. Y, por último, se vuelcan los datos.
Como ha resumido León, ”no es más que seguir una serie de pautas para mostrar un proyecto de investigación de una actividad en el medio acuático. Al final, hemos intentado hacer un documento accesible, relativamente sencillo de leer y entender, sin perder el valor técnico y científico que tiene en esta base”.