GAC Group cumple 15 años en España, y para celebrarlo ha reunido en Madrid a algunos de los agentes activos más destacados de la I+D+i pública y empresarial. El objetivo: avanzar en cuestiones como el estado de salud de la innovación nacional; cómo, por qué y para qué acceder a las diferentes vías de financiación de la I+D o conocer en boca de sus protagonistas algunos casos de éxito representativos. Su director general en España, José Antonio Martínez, se refería en la introducción de este I Foro GAC para la innovación a cómo la omnicompetencia, los cambios en la vida útil de los productos –y la personalización de los mismos- o las variaciones en un hipotético espectro de clientes han traído de la mano nuevas reglas del juego. “En GAC, como consultora boutique en financiación y desarrollo de la I+D+i, nuestras sugerencias ponen el foco en la importancia de la innovación colaborativa, la co-financiación público/privada de la I+D+i o en la combinación de múltiples herramientas de financiación sin olvidar”, añadía Martínez, “que en el entorno administrativo actual y futuro hay que cuidar el equilibrio entre maximizar la financiación y minimizar el riesgo”.
En un país de micropymes, Helena Herrero, presidenta de HP en España y de la Fundación I+E ha puesto voz a la óptica de la gran empresa y al papel que está llamada a jugar con una consideración de base: “pensar de forma diferente a como lo hacemos hoy”, a la que añadía que, pese a la percepción generalizada que otorga una importancia capital al fomento de la innovación, existen una clara carencia sobre cómo “pasar a la acción”. Herrero ha explicado que la Fundación I+E se ponía en marcha hace diez años “entre otras cosas porque las multinacionales que estamos aquí somos tan españolas como las demás, pero con carácter global” y porque “es la cooperación la que cambia modelos y transforma países”. En este sentido, la Fundación trabaja para entender y transmitir mejor las necesidades de las empresas, ejercer un efecto tractor o determinar “qué pedimos a las administraciones o qué políticas de educación precisamos para crecer”.
Según Herrero, los déficits en innovación no entienden de áreas concretas. “Las necesidades coinciden; muchas cosas trasversales son independientes del sector y del país”. La Fundación I+E está compuesta por 13 empresas que aportan el 12% del PIB, más de 2.700 investigadores o personal de I+D y 65.000 empleos. “Este país necesita un cambio de modelo productivo, que sea sostenible en el tiempo y que implique empleo de calidad”- exponía Herrero, para quien urge poner en marcha un Business Plan que a corto plazo explique qué queremos ser como país. “Emprendimiento, educación e innovación” son innegociables. “Elaboramos estudios, vemos lo que hacen otros y qué podemos implementar aquí”. En inversión es necesaria la implicación de la parte pública y privada “porque la velocidad a la que llegan los cambios es exponencial; tenemos que atrevernos todos, nadie nos va a esperar. Hay que crecer en número pero también en la calidad de ese número”- concluía la directiva.
Una rapidez en la obligada asunción de nuevas tecnologías y sus efectos en la que coincidía Luis Álvarez, CEO de BT Global Services –esta semana anunció que deja la compañía- quien añadía una escalabilidad hasta ahora imposible y la ruptura de barreras de entrada como elementos básicos de la ecuación, lo que quiere decir que “es más fácil llegar al mercado pero también que hay muchos otros que están haciendo lo mismo que yo”.
Convergencia es el término palpable en el ambiente durante toda la jornada. “No hay una estrategia digital, sino que tengo que aplicar la digitalización allá donde sea necesario dentro de la compañía teniendo en cuenta que todas las tecnologías están interrelacionadas”- explicaba Álvarez, que considera que identificar cómo crear nuevos servicios y aplicaciones mediante el análisis de datos es uno de los retos a los que se enfrenta la gran parte de las compañías. “Y no hay que dejar que hablen los datos; a los datos hay que preguntarles”.
Un mundo nuevo y global –“es absurdo intentar hacer algo en un solo país, hay que crear ecosistemas”- en el que la disrupción se traslada a los propios disruptores como ha sucedido con Google Maps, de quien se han ‘aprovechado’ uber o Airbnb -que a su vez beneficia la creación de nuevos servicios de conserjería- en el que España tiene que decidir en qué quiere ser ‘famosa’. “Hace un tiempo, en India, un ministro me dijo que para 2020 querían ser los mejores en cinco cosas, una de ellas el tratamiento de aguas. Me aseguró que educarían en ese camino a los niños, que traerían a los mejores expertos del mundo, que conocerían a las empresas que mejor lo hacen… En definitiva, están creando el ecosistema de relaciones para definir en qué quieren ser famosos”- concluía Álvarez que ha destacado algún ejemplo nacional de empresa influyente y generadora de una tracción especial como el burgalés Grupo Antolín.