Hasta ahora, cuando un diabético quería medir su índice glucémico se recurría a esa imagen tan característica y común: el típico pinchazo en el dedo. Ahora, el centro tecnológico Leitat ha presentado una manera no invasiva de lograr lo mismo, medir la glucosa, con un método no invasivo. Y lo han logrado —de la mano de Onalabs y Sigma AI— de la manera más innovadora posible. Sólo hacen falta dos dispositivos, que encima son más económicos que el de medición en sangre, y saliva. Se llama iDiabetes.
Joan Marc Cabot es el investigador senior de Dispositivos de Diagnóstico del Área de Ingeniería Avanzada del Departamento de Industria Digital de Leitat y explica que el proyecto iDiabetes nace de un interés común de Leitat y Onalabs a la hora desarrollar dispositivos no invasivos para la diabetes.
«Detectamos una demanda clara por parte de diabéticos que nos indicaron claramente que estaban hartos de pincharse. Previamente, Onalabs había colaborado con nosotros en otros proyectos y, al compartir capacidades tecnológicas, decidimos emprender este proyecto juntos», cuenta el investigador.
Sin embargo, señala, les faltaba alguien con amplia experiencia en inteligencia artificial para poder manejar datos y tratarlos. Es por ello por lo que contactaron con Sigma AI. Y apunta: «En Leitat ya habíamos colaborado con anterioridad con esta empresa y les gustó mucho la idea. Así, en 2022 hicimos la primera reunión de consorcio para poner manos a la obra y redactar el proyecto que ahora se llama iDiabetes, en el que Leitat ha desarrollado un sensor avanzado que mide la glucosa en saliva».
Cómo funciona
Cabot resume que, para analizar glucosa en saliva, se necesita un sensor de glucosa mucho más sensible que en sangre, ya que su concentración puede ser entre 70 o 100 veces menor. Así que desde Leitat han conseguido llegar a esos límites gracias a una molécula, llamada mediadora, que amplifica su detección de glucosa.
A posteriori, parece lógico medir la glucosa a través de la saliva. ¿Por qué no se había conseguido hasta ahora? «Antes no se había logrado debido a la dificultad de medir concentraciones tan bajas y la interferencia de restos de alimentos u otras sustancias presentes en la boca», responde.
Y es que para iDiabetes existen dos dispositivos: uno es una muñequera que mide la glucosa en el sudor y el otro mide la glucosa en saliva. Ambos son no invasivos y emplean inteligencia artificial para correlacionar los datos con los niveles de glucosa en sangre. Además, la concentración de glucosa en saliva o sudor no tiene validez clínica, por lo que estos se deben correlacionar para determinar el valor de glucosa en sangre.
Ventajas de la saliva y el papel de la IA
Además de ser menos invasivo, los dispositivos serán más económicos que los actuales y ofrecerán mediciones en tiempo real, ayudando a evitar complicaciones como hipoglucemias o hiperglucemias y reduciendo el riesgo de enfermedades derivadas de la diabetes tipo 2. Y, como recuerda Cabot, la IA desarrollada por Sigma AI también permitirá prever hipoglucemias o hiperglucemias con antelación y dar opciones al diabético para poder tomar acciones.
Hablando de inteligencia artificial, el investigador también da valor a su relevancia en el proyecto iDiabetes. «Es la IA la que correlaciona los niveles de glucosa en saliva y sudor con los valores de sangre, y permitirá agrupar pacientes según peso, hábitos o estilo de vida para predecir su evolución».
La app desarrollada en el proyecto podrá compartir los datos con los usuarios. Estos pueden, sin problema, enviárselos directamente al médico para un monitoreo en tiempo real y una relación más directa. Del mismo modo, la IA procesa todos los datos de los dispositivos de medición, los unifica y los procesa en función de los parámetros físicos y hábitos de vida del diabético.
Los diabéticos se preguntarán para cuándo estará disponible, por lo que Cabot adelanta: «Los ensayos clínicos con pacientes comenzarán en febrero de 2025 y se espera que los dispositivos estén en el mercado entre 2 y 5 años después de finalizar las validaciones y los estudios clínicos».
Todavía queda, pero el investigador de Leitat tranquiliza: «Aunque prometedora, la medición por saliva aún enfrenta retos y podría ser una opción complementaria más que un estándar inmediato».