Alemania se ha convertido (si ya no lo era antes) en “un área clave para los próximos años” para Iberdrola. Tras el éxito del parque eólico marino Wikinger, llega ahora Baltic Eagle, una mastodóntica infraestructura energética que contará con 476 megavatios de potencia instalada. De hecho, tendrá 126 MW más que Wikinger, suponiendo todo un hito para la compañía española; eso sí: aunque formarán un triángulo offshore junto a Wikinger Süd (10 MW) cerca de la isla de Rügen, llegando a los 836 megavatios de capacidad –y a una inversión de 2.500 millones de euros–, seguirán sin llegar al tamaño del East Anglia One.
“Baltic Eagle ratifica la firme apuesta de la compañía por la innovación tecnológica, el desarrollo de grandes proyectos renovables, la reducción de emisiones para combatir el cambio climático y la mayor contribución económica y social en los territorios en donde está presente”, ha declarado en el inicio de las obras Xabier Viteri, director de Negocio de Renovables del Grupo Iberdrola.
Según Iberdrola, cuando Baltic Eagle termine su construcción y se una a Wikinger, serán capaces de producir la energía suficiente “como para atender el 45% del consumo eléctrico total del Estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental y ahorraremos la emisión de 1,65 millones de toneladas de CO2 al año, contribuyendo de este modo al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones fijados por Alemania”. De hecho, ya están cooperando con las autoridades locales y con la Agencia Estatal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Geología de la zona.
Por su parte, el ministro de Energía, Infraestructura y Digitalización del Estado federal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Christian Pegel, ha acogido “con satisfacción” el anuncio. “El uso de la energía eólica marina es esencial para Mecklemburgo no solo por su contribución a la transición ecológica en Alemania sino también por las oportunidades que supone para el empleo y la industria de nuestras zonas costeras”, ha asegurado.
De momento, en aguas bálticas se está llevando a cabo un “exhaustivo” análisis geotécnico y geofísico del fondo marino de Baltic Eagle con el objetivo de obtener la información más completa posible de las condiciones del suelo en el que se ubicará. Este trabajo en alta mar, realizado por Frugo, subcontratado de Iberdrola, terminará en marzo de 2019.