A finales de 2014, IE Business School y Financial Times, la histórica cabecera británica referente internacional, presentaban en Madrid FT-IE Corporate Learning Alliance, una joint venture “para desarrollar programas de formación in-company” que combinaran el “adiestramiento presencial y online para dar respuesta a las necesidades de las empresas”. Hace unos días, en South Summit, y en una charla moderada por el embajador británico en España, Simon Manley, Diego del Alcázar, presidente del IE, y John Ridding, Chief Executive Officer de Financial Times, demostraron que el acuerdo ha ganado músculo y justificación ante las interrelaciones crecientes entre el sistema educativo y la complejidad para localizar y recibir información de calidad.
Como no podía ser de otra manera, las nuevas interacciones generadas en buena medida –pero no en exclusiva- por las redes sociales llegaron para quedarse al Financial Times, y el prestigio del medio obligaba a agarrar el toro por los cuernos desde el principio. Sin embargo, la convivencia de las nuevas leyes con el modelo clásico no ha resultado tan traumática como cabía esperar. En palabras de Ridding, “la tecnología también es correr riesgos, y las Redes nos permiten mejorar, por ejemplo, en lo que respecta a la inmediatez del vídeo”. “Lo importante es adaptarse a los nuevos formatos para mantener la integridad, la coherencia y la calidad de la información”- añadía. Y frente a los argumentos que entierran maltrechas vías del viejo periodismo, como el intento de devaluar al corresponsal, Ridding considera que se trata de una figura que, al contrario, “ofrece una colaboración cada vez más necesaria”, tanto con métodos tradicionales como con los integrados en la transformación digital de los medios.
Una gestión de los nuevos usos y costumbres que en el caso del diario británico ha sido alabada por Diego del Alcázar. “Algunos de los grandes medios conocidos por todos van a desaparecer, no serán capaces de adaptarse, pero el FT ya está en el futuro”- afirmaba, aludiendo a la posibilidad de disponer de contenido de primer nivel cuatro veces al día, “una información adaptada a las preferencias de cada usuario”. Lectores entre los que se encuentran las nuevas generaciones, con una demanda informativa muy específica en forma, uso y contenido pero a la que también se le han de exigir unas habilidades en alza. Como explicaba el dirigente del IE, se trata de valores “que aportan cosas nuevas a sus currículums” y que en su opinión pivotan alrededor de la importancia de mantener en todo momento una actitud emprendedora. “Creemos en las Ciencias Sociales y Humanas porque hacen mejor a la gente; en 5-10 años todo habrá cambiado radicalmente y ciertas cualidades serán fundamentales. Estamos fascinados con lo que se avecina”- señalaba Del Alcázar, para quien, además, será imprescindible contar con capacidad de esfuerzo ya que éste “va ligado al éxito”.
Testigo de excepción de los éxitos –y de los fracasos- de la iniciativa empresarial, la visión de Ridding complementaba la del responsable del IE para dibujar un camino triunfador que se aproxima a la necesidad de no pensar en las fronteras sea cual sea la iniciativa. “Pocos sectores se salvan de la disrupción. Hay que ser global y saber se dónde vienen los competidores; también hay que ser rápido ante los desafíos y complementar los avances tecnológicos con las técnicas humanas; formar a las personas para implementar los cambios de arriba abajo”.
Para ambas ‘instituciones’ educación y periodismo son hoy día inseparables. Como concluía Del Alcázar, “ambos trabajan con la información y hay un solapamiento natural sobre todo en lo que afecta al valor de una educación, que también puede ser una educación empresarial de gran utilidad”.