Liderado por investigadores del grupo de Funcionalización de Polímeros del ICTP-CSIC, el proyecto iFABCell ofrece una plataforma de biomateriales inteligentes, adaptables a distintas necesidades, capaz de lograr el crecimiento de las células y un despegado no agresivo de las mismas. Como explica a Innovaspain el investigador Enrique Martínez Campos, en el grupo se dedican fundamentalmente al desarrollo de materiales tipo polímero para aplicaciones biomédicas: desde liberación de fármacos, a implantes en odontología o traumatología.
De forma adicional, exploran los componentes químicos en los que se basa la formulación de las plataformas destinadas al cultivo de células. En 2014, la serendipia ‘entró’ en el laboratorio. “Nos dimos cuenta de que las células no solo crecían sobre estas superficies de manera óptima, sino que era posible despegarlas mediante un estímulo. Lo descubrimos por azar. Trabajábamos con otra familia de estímulo mecánico y al agitar la placa las células se despegaban. No pusimos manos a la obra para perfeccionar esa tecnología y llevarla a la medicina regenerativa”.
Mejora sustancial
El avance de iFABCell es de total relevancia. “En cultivos celulares, lo normal es usar métodos de despegado agresivos a la hora de recuperar las células, que posteriormente son aplicadas a un paciente, a un cultivo de laboratorio o que son llevadas a otra plataforma”. Martínez Campos añade que, en estos casos, es mucho lo que se pierde por el camino. iFABCell ha conseguido producir hidrogeles y recubrimientos para soportes rígidos capaces de permitir la adhesión y proliferación celular así como su posterior despegado suave mediante estímulo térmico. “Recolectamos las monocapas íntegras, conservando las uniones célula-célula y célula-matriz. Cuando son aplicadas en terapia celular, es mucho más probable que de este modo la regeneración de un tejido sea un éxito”.
El escenario cambia para tratar pieles quemadas o ulceradas, y en la regeneración de otros epitelios, como la cornea. “En un terreno más innovador, pensamos que podemos contribuir a recuperar tejido cardiaco infartado y devolverle al corazón la función de latido”. Enrique Martínez Campos afirma que en el grupo han puesto el foco en el cartílago, ya que por sí solo tiene “muy mala recuperación”, y la terapia celular abre nuevas puertas. “Es por ello que estamos muy interesados en el cultivo y manipulación de células madre de médula ósea. Queremos perfeccionar nuestras superficies para mejorar el control de los procesos celulares, como la diferenciación, en base a lo que más nos interese en cada momento”.
Llegar al mercado
El grupo ha registrado varias patentes. “Somos ambiciosos. iFABCell tiene dos aplicaciones distintas. En lo que afecta al producto consumible de laboratorio para uso estricto en investigación, confiamos en alcanzar ventas internacionales antes de que finalice el año. Son varios los grupos internacionales que han validado nuestra tecnología”. La otra ‘pata’, ligada a la terapia, la están explorando a través de distintos proyectos de investigación y atraviesa una fase más preliminar.
Gracias a la inteligencia artificial, Enrique Martínez Campos y su equipo aceleran las búsquedas, identifican artículos o corrientes de pensamiento y se aproximan con agilidad a las demandas del mercado. “Además, estamos ultimando la impresión 3D de nuestros hidrogeles mediante bioprinting. Nos ayudará a definir las formas que después se aplicarán en los trasplantes”.
iFABCell acaba de recibir uno de los Premios SECOT a la Excelencia, que la asociación de seniors entrega junto a Fundación Repsol. Es también uno de los proyectos seleccionados por el programa Prueba de Concepto de la Agencia Estatal de Investigación y por CaixaResearch Validate. Con Fundación General CSIC y la propia SECOT, trabajan desde 2019 en el programa COMTE-Innovación, donde los investigadores se forman en cuestiones de negocio, patentes y mercados.
Respecto a la buena salud del emprendimiento científico, Enrique Martínez Campos opina que es una cuestión generacional y estratégica. “Hemos crecido con una serie de imputs que van más allá del conocimiento estrictamente científico. El ecosistema también han cambiado y organismos como el CSIC promueven la transferencia de conocimiento con decisión. A raíz de la pandemia, Europa y España apuestan más por la ciencia”.
