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Ignacio Quemada Sáenz-Badillos, arquitecto

Estudio Ignacio Quemada Arquitectos. foto Álex Iturralde
Estudio Ignacio Quemada Arquitectos. foto Álex Iturralde

En cuanto tuvo la ocasión, el estudiante Ignacio Quemada viajó y viajó para ver con sus propios ojos las particularidades arquitectónicas que los libros no enseñan y que tienen que ver con el poso que deja pisar el terreno. Antes, vivió en La Rioja hasta que llegó el momento de marcharse a la Escuela de Arquitectura de Madrid, de donde salió en 1989. Tras colaborar con varios estudios españoles y de trabajar medio año en Chicago para Weese Langley Weese, vuelve a la capital inmerso en una interpretación propia del mítico estilo de la ciudad del Lago Michigan. Era 1992 y le esperaba el estudio de Rafael Moneo. “De él aprendí que cualquier proyecto es abordable con equipo, voluntad, intensidad y esfuerzo”. A esos años, “además de participar en muchos concursos” corresponde su participación en dos grandes proyectos: el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo y el Kuursal de San Sebastián. Sobre este último, asegura que fue su reválida. “Casado con una guipuzcoana, me trasladé a San Sebastián, donde trabajé a pie de obra durante toda la construcción”. Desde entonces, Quemada tiene estudio propio en la ciudad.

Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino. foto Duccio Malagamba
Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino. foto Duccio Malagamba

Su estilo depurado, de líneas claras y estructuras que respiran es fruto de cómo afrontan los proyectos. Sobre si se mueven en una suerte de nuevo racionalismo adaptado a los tiempos, el arquitecto asegura que los proyectos los comienzan trabajando mucho sobre la función, en planta y de la mano de la propiedad; y sobre el lugar, casi siempre con maquetas sencillas que van definiendo la volumetría y la sección. “La estructura la ligamos mucho a la función, aún a sabiendas de que esta podría cambiar con el tiempo. Aprovechando su cualidades formales siempre que es posible, pero sin atribuirle protagonismo formal per se. Sin alardes”.

Y sin perder de vista las decisiones tomadas en los pasos previos, el estudio desarrolla los detalles constructivos de los que resultan esas líneas claras. “Nuestros proyectos son exhaustivos, coordinando tanto como somos capaces geometría, estructura, instalaciones y detalles constructivos. Tanto en los planos como en el presupuesto y en el resto de documentos. Es la base para que el proyecto pueda después construirse ceñido al presupuesto”. Considera que ya han pasado los tiempos del arquitecto genial que improvisaba en obra. “Bastante es defender que todo se construya como se había desarrollado con la propiedad y por el precio contratado”- asegura. “Durante la obra somos también exhaustivos y ordenados, intentando mantenerla gobernada en todo momento y sin eludir la definición de ningún aspecto. De ahí también, opino, que las líneas claras se mantengan en el resultado final”.

Sede de la empresa tuc-tuc. foto Duccio Malagamba
Sede de la empresa tuc-tuc. foto Duccio Malagamba

Tecnología/Innovación

“La arquitectura aloja la vida, por lo que tiene que absorber, en uno u otro grado, todas las novedades tecnológicas. Unas tecnologías afectan a cómo se usan y, por lo tanto, son los edificios. Otras a cómo se construyen y equipan”, explica el arquitecto sobre esa relación muy particular entre su disciplina y el desarrollo en I+D de diferentes áreas. “En las últimas obras y proyectos hemos notado grandes cambios en la iluminación, la gestión mediante domótica y los sistemas de producción y difusión de climatización y ventilación. Se abren muchas posibilidades antes difíciles de imaginar. Tanto en cuanto a prestaciones como en cuanto a eficiencia”, y añade que lejos de ser un avance emergente, los nuevos materiales “ya han revolucionado” el panorama arquitectónico. “La llegada de materiales innovadores es tan continua que resulta difícil escoger. Algunos atraen enseguida, porque dan solución a necesidades a las que nos hemos tenido que enfrentar en otras obras. Otros son muy tentadores por su novedad, pero uno se pregunta si construir con ellos podría resultar complicado. Hay que tener muy en cuenta para quién, cómo, dónde y con quién se va a construir en cada caso”.

Más estilo y un nuevo urbanismo

Colegios, viviendas, estaciones, bodegas, palacios de congresos, sedes empresariales… Nada parece escapar al buen hacer del estudio de Quemada. Sobre el amplio abanico de la funcionalidad sus obras y acerca de cómo plasmar en esta variabilidad un sello particular, el arquitecto subraya que, por lo general, la dificultad no está en el uso del edificio ni tampoco en el lugar. “Creo que está más en el proceso, en la gestión del proyecto, en sacar adelante los objetivos de los clientes, en ajustar los costes a la disponibilidad, en liderar y estimular a todos los intervinientes durante la construcción. Se necesitan ilusión, paciencia, perseverancia, tenacidad…”. Quemada, que no considera que sea nuevo que la globalidad derive en cierta homogenización estilística de los espacios públicos y privados tampoco cree que esta situación ‘atente’ contra la identidad de nada ni nadie. “En la arquitectura, como en los demás ámbitos de la sociedad y de las artes este fenómeno ha ocurrido siempre. Las identidades arraigadas de hoy son en gran parte el resultado de globalidades de momentos pasados. ¿Cómo pueden los británicos querer “salir” de Europa siendo sus raíces romanas, normandas, sajonas..? La diferencia es la escala. Hoy, las tendencias se extienden a casi todo el planeta”.

Escuela infantil en Zarautz. foto Aleix Bague
Escuela infantil en Zarautz. foto Aleix Bague

Entre los nuevos usos y costumbres post-crisis se encuentra la necesidad de redefinir el urbanismo y en paralelo la relación del ciudadano con espacios que había perdido o malgastado. “Después de los años de expansión, muchas ciudades se ven en la necesidad de completar los vacíos, no solo físicos, que han quedado por el camino. Toca recuperar zonas de la ciudad densa que se habían descuidado, completar barrios que han crecido demasiado rápido, recuperar áreas que se habían vaciado al trasladarse la población a las de nueva construcción, generar nuevas actividades para sustituir a las que han desaparecido dejando paro…Todo ello mejorará la relación de los ciudadanos con sus ciudades”. En este sentido, Quemada y su equipo trabajan y han trabajado en proyectos relacionados con esas necesidades. Por ejemplo, para el ayuntamiento de San Sebastián transformaron la finca de un colegio abandonado en un parque urbano con un edificio de apartamentos para jóvenes y escuela infantil; para el ayuntamiento de Zarautz construyeron un edificio de apartamentos tutelados para mayores y centro de día en pleno centro urbano… “Proyectos que hacen ciudad cuya razón de ser es resultar útiles a los ciudadanos. Detrás de estos proyectos públicos tiene que haber políticos y administradores que los impulsen. En el ámbito privado, por ejemplo, estamos proyectando la rehabilitación de un edificio con valor patrimonial, en mal estado, como hotel”- añade.

Apartamentos para jóvenes en San Sebastián. foto Aleix Bague
Apartamentos para jóvenes en San Sebastián. foto Aleix Bague

Planteamientos de base

Quemada asegura que en esta nueva etapa es positivo que una de las cosas que hayan desaparecido del mapa sean los concursos que buscaban propuestas grandilocuentes y simbólicas. Sin embargo, explica que “para el común de los concursos, la respuesta es fácil: los concursos han evolucionado rápidamente a peor. Cada vez más, la oferta económica es el factor más determinante. En muchos concursos, el único. Como si el interés común se defendiera mejor gastando menos en redactar los proyectos y dirigir las obras”. Entiende que esta clase de planteamientos son un error de bulto. “Quienes nos dedicamos a redactar proyectos y dirigir obras tenemos claro que estos trabajos, como casi todos, se pueden ejercer con unas diferencias de calidad tremendas. En mi opinión, es la calidad del trabajo lo que revierte al interés público, mucho más que el “ahorro” al contratar. Un proyecto de calidad permite contratar mucho mejor una obra; una dirección de obra de calidad permite mejorar el resultado de la obra en todos los aspectos, incluido el económico. Además, el coste de estos trabajos es muy pequeño en relación con la vida útil de los edificios. Parece que estemos pagando todos los abusos de algunos. Este es un asunto que necesita revisarse, porque de seguir así deteriorará mucho la calidad de las obras públicas”.

Interior de Bodegas Campo Viejo en La Rioja
Interior de Bodegas Campo Viejo en La Rioja

Quemada percibe que lo importante es que el dinero público disponible se administre bien. “En este sentido, cuando empieza la intervención del arquitecto y otros técnicos ya se han tomado muchas decisiones económicamente más importantes que el propio diseño del edificio. Que se hayan construido viviendas donde no son necesarias, aeropuertos o carreteras donde no son necesarios, equipamientos sobredimensionados o casi imposibles de mantener, ha sido más un problema de mala administración que de mal diseño, que también lo ha habido en algunos casos. En lo que corresponde a los arquitectos y otros técnicos, creo que en general estamos sensibilizados, pero hay que ser muy optimista para pensar que errores muy repetidos a lo largo de la historia van a desaparecer para siempre con esta crisis. Ojalá”.

La mayor parte de los proyectos que el estudio tiene en marcha son trabajos de intervención en edificios existentes, algunos con valor patrimonial. “Son proyectos que están siendo laboriosos en sus pasos iniciales y lo serán en su desarrollo y en su construcción. Por su condición, espero que los resultados sean de calidad, pero más discretos que sorprendentes”- concluye Quemada.