El interés y la vocación por la ciencia no nace, se hace. Pero para ello, es necesaria la implicación de muchos sectores de la sociedad para acercar la carrera investigadora a los más pequeños y seguir haciendo interesante lo que ya de por sí les suele resultar llamativo. Es decir, llevar a cabo acciones de la mano de centros de investigación, centros docentes, empresas y, por supuesto, también los padres, para que los niños conozcan la ciencia de primera mano, más allá de las clases en el colegio o instituto. Así se ha puesto de manifiesto en el #Cafebiotec ‘Iniciativas para impulsar la vocación científica’ organizado por la Asociación de Comunicadores de Biotecnología y celebrado en la Fundación DRO.
Cristina Balbás, presidenta Escuelab, ha recordado el éxito que suelen cosechar las iniciativas científicas para niños, donde éstos aplican conceptos científicos de una forma lúdica y “se convierten en protagonistas de su propio aprendizaje”. De esta forma, y gracias al fomento de este tipo de actividades desde la infancia, se logra despertar las vocaciones investigadoras y que “el niño se vea a sí mismo haciendo ciencia de mayor”.
No obstante, Balbás ha resaltado que en este proceso de aprendizaje y acercamiento a la investigación, además de divertirse haciendo ciencia, los niños deben aprender que este trabajo “también conlleva frustración” y fallos en ocasiones. Por eso ha instado a aprovechar todas aquellas actividades como talleres, etc para “quitarles el miedo a probar” y, sobre todo, a cuestionar, a explorar alternativas y desarrollar un espíritu crítico.
En la misma línea se ha manifestado Julia García, responsable de comunicación del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Ha asegurado que ese pensamiento crítico y curioso “los niños lo tienen ya”, aunque la forma en que a veces se enseña la ciencia lo desincentiva. A su juicio, “el problema de la disminución de las vocaciones científicas no es un problema de los niños, es un problema de la sociedad”. Por eso no se puede solucionar sólo con acciones para los más pequeños, “hay que completarlas con actividades dirigidas al resto de la sociedad”.
García también ha defendido que, otro puntal esencial para acercar la ciencia a los estudiantes pasa por “la implicación de los profesores y de los colegios”, sin olvidar otra gran asignatura pendiente como es “llegar a los sectores poblacionales que no tienen fácil acceso a la innovación científica” por falta de medios o de referentes cercanos. De esta forma, se puede clarificar en qué consiste la labor de un investigador porque “muchas veces, si no tienen a alguien cercano que se dedique a la ciencia, tienen una imagen borrosa” de esta figura.
Por su parte Belén Royo, directora de Eventos de Science4you España, ha explicado que, aunque el ‘envoltorio’ de las actividades que se lleven a cabo con los niños sea meramente lúdico, nunca hay que olvidar que el fin último es “traer la ciencia a niños”. Una tarea especialmente complicada con los más pequeños en un primer momento, aunque para ello ha recomendado procesos participativos donde lleven a cabo su propio experimento, especialmente si es con materiales habituales en casa y se lo pueden llevar de vuelta. Quizás muchos de ellos “no se quedan con el concepto de por qué suceden las cosas, pero sí quieren continuar”, que es, al fin y al cabo, el objetivo inicial.