Según el Índice de Innodiversidad, elaborado por Fundación Diversidad e IE Foundation, en los últimos tres años la empresa española ha duplicado su nota; pasando de un 2,55 sobre 10 en 2019 a un 4,11 en 2022. Por sectores, el de las telecomunicaciones es el que registra un mayor avance y es el único que da le salto de la categoría de “comprometida” a la de “experta”.
Según destacó Carme Artigas, secretaria de estado de Digitalización e Inteligencia Artifcial, en el acto de presentación del informe, el primer éxito de este trabajo, dirigido por los investigadores Salvador Aragón y Celia de Anca, es la definición del propio concepto de Innodiversidad.
“La realidad cambia y es preciso medirla con rigor. Contar con indicadores que la reflejen y también que impulsen el cambio”. Así, Artigas se refirió a lo oportuno de acuñar el término innodiversidad que “como indicador rompe con los paradigmas y nos sitúa en un escenario que asume que necesitamos diversidad para escribir nuestro futuro”. En esta misma línea, puso en valor el PERTE de la Nueva Economía de la Lengua: “Las palabras marcan los conceptos y poner la diversidad al servicio de la lengua tiene un enorme potencial transformador”.
La secretaria de estado de Digitalización e Inteligencia Artificial también destacó que “somos una generación de transición y, como tal, nos enfrentamos nuevos retos como el aprendizaje y la enseñanza de nuevas habilidades”. “Problemas complejos que solo pueden resolverse si los abordamos desde múltiples perspectivas, desde una diversidad”, añadió.
Diversidad cognitiva, la asignatura pendiente
Aunque en líneas generales, el Índice reconoce un avance de 3,63 en 2019 al 5,19 en 2022 en lo que respecta a la gestión de la diversidad por parte de la empresa española, los investigadores han estudiado por separado tres tipos de diversidad: demográfica, experiencial y cognitiva.
La diversidad demográfica, aquella que nos viene dada por circunstancias ajenas a nuestra voluntad, es la más consolidada en la empresa española. Dentro de las diversidades demográficas contempladas en el estudio -género, discapacidad, LGTBI+ y edad- son las dos primeras con un 89,3 % y un 72,4 % las que concentran el mayor esfuerzo por parte de los consultados.
La diversidad experiencial, que emerge de las experiencias que cada persona ha ido teniendo en su recorrido humano – educación, trabajo, amistades o hobbies-, ocupa el segundo lugar del ranking. Un 68,7 % de empresas aseguran gestionar este tipo de diversidad en sus plantillas.
Por último, la diversidad cognitiva, analizada en cuatro subvariables – diversidad de liderazgo, (46,8 %) personalidad (42,6 %), resolución de problemas (37,7 %) y pensamiento crítico (31,3 %)- es la que se sitúa en la parte más baja del listado.
Más empresas innovando pero a un ritmo más bajo
En lo que respecta al subíndice de innovación, hay un cambio del 6,28 en 2019 al 5,32 en 2022 (en una escala del 0 al 10), lo que supone un claro descenso de la capacidad para generar disrupción mediante la innovación en nuevos productos o servicios. Esta tendencia confirma una transición hacia modelos de innovación incrementales como respuesta a una fase descendente del ciclo económico. Dicho de otra manera: hay más compañías que innovan, pero innovan de una forma más conservadora que antes de la pandemia.
Si se analizan los tipos de innovación, la innovación en producto o servicio pasa del 62,6 % en 2019 al 80,7 % en 2022; la innovación en procesos sube del 61,3 % en 2019 al 78,1 % en 2022; y la innovación en modelos de negocio asciende del 57,9 % al 71,1 %, quedándose en el nivel más bajo del conjunto.
Como apuntaron Salvador Aragón y Celia de Anca, la evolución de las de diferentes innovaciones está directamente vinculada con los tipos de diversidad. La diversidad demográfica contribuye a la innovación en producto/servicio. La diversidad experiencial contribuye a la innovación en procesos (nuevas estructuras organizativas, habilidades, metodologías y sistemas de gestión). Y, por último, la diversidad cognitiva contribuye a la innovación en los modelos de negocio.
Así, ambos investigadores coinciden en que solamente las organizaciones que sepan gestionar la complejidad de la diversidad serán capaces de innovar con éxito. Para conseguirlo proponen mejorar los mecanismos de medición, compartir la diversidad de los equipos con las diferentes áreas de negocio de la compañía y, por último, fortalecer las diversidades experiencial y cognitiva.