Inés Gallego Camiña, subdirectora de innovación y calidad del Hospital Cruces de Bilbao, presentó ayer el “modelo de innovación abierta” que siguen en esa organización sanitaria, que engloba once centros de atención primaria, el hospital, y un centro de investigación. Un centro de referencia en el País Vasco, lo que corrobora el hecho de que el 55% de los pacientes que tienen proceden de fuera de su área de influencia.
“Frente a la repetición, observo con las gafas de la curiosidad”, asegura Inés Gallego en su perfil de twitter. Y esa curiosidad la llevado al puesto que ocupa, como supervisora de innovación, una labor que fue desgranado ayer en la Fundación Ramón Areces, en la jornada Hospital y Emprendimiento: la colaboración como futuro de la innovación en salud, organizada por la Fundación Pfizer.
¿Por qué tener en cuenta la innovación en el ámbito sanitario?, se preguntaba. Porque vivimos en “un mundo en constante cambio, con una población que cada vez vive más, en la que destaca el envejecimiento, la fragilidad, y la dependencia. Por la forma en que se relaciona el médico con el paciente, que ha cambiado, respecto al modelo tradicional. Los pacientes ahora están más informados, más empoderados y quieren tomar decisiones sobre su salud. Y porque se introducen cambios tecnológicos a gran velocidad con mayor o menor coste”.
Ante esto, señaló, pese a que los hospitales, “somos organizaciones lentas, nos gusta cambiar. Buscamos respuestas a medida para problemas cambiantes. La innovación es gestión, no es un capricho, es una necesidad”. Porque, explica, mirar “siempre desde la misma perspectiva, dificulta la resolución de problemas”.
“Intentamos trabajar en los insights, del paciente, que conlleva intentar ponerse en la piel de pacientes y trabajadores para descubrir las necesidades ocultas dentro del sistema. Para nosotros innovar es aportar valor. Y el valor es la relación entre resultados y el coste de lograrlos”. En el siglo XXI, añadió, hay que estar muy atentos a las tecnologías emergentes que pueden dar respuesta a las necesidades que tenemos.
Las ideas son el motor de la innovación, y para generarlas, en su equipo tienen médicos, enfermeras, celadores, incluso electricistas en talleres de creatividad. “Cualquiera en la organización puede innovar, tanto pacientes como trabajadores. Todos forman parte del sistema y aportan soluciones”, destaca Inés Gallego.
Y va mostrando como se materializan esas ideas sobre el terreno: colaboran con Ikea para los humanizar espacios del hospital. “Ellos son los que decoran, aportando su visión como diseñadores”, aprovechando es especial toque al que nos tienen acostumbrados en las campañas de publicidad. Colaboran con la Fundación Athletic desde hace un año en iniciativa conjunta que tiene por objetivo ayudar, en la medida de lo posible, en el proceso de humanización de los tratamientos pediátricos.
Para ello han diseñado una serie de personajes que aparecen en pegatinas que se entregan a los pequeños internos en el hospital, para que puedan transmitir a través de ellas sensaciones y estados de ánimo, así como jugar y decorar material sanitario. Pegatinas que también utilizan médicos y personal de enfermería para decorar el material sanitario o subrayar comportamientos positivos por parte del paciente durante la estancia en el Hospital. Así se facilita la estancia a los más pequeños.
En la unidad de neonatos, una cantante de ópera canta nanas a los recién nacidos. “Cuando canta, las constantes vitales de los pequeños mejoran, y las alarmas de los monitores bajan”, explica Inés Gallego.
Y junto con esta visión más humana del hospital, la innovación está presente también en el quehacer sanitario de un centro de 900 camas como este. Y no podían faltar innovaciones como la Impresión 3D, en servicio como traumatología, cirugía pediátrica y maxilofacial, cardiología, cirugía plástica, grandes quemados o investigación.