Pronunciar palabras como textil, moda o artesanía genera mágicamente una reacción de alegría en Inés Rodríguez. También de cierta nostalgia. «Parece que fue ayer cuando éramos un sector potente y ahora nos está costando más», comenta esta artesana que antes trabajó en campos tan dispares como la administración y la decoración de eventos. Al otro lado del teléfono se escucha la maquinaria con la que desde su taller de Allariz, en Ourense, ha creado un concepto que considera «perfectamente exportable a otras disciplinas o a la vida misma»: la artesanía 4.0.
«El sector tiene que abrir la mente a la hora de trabajar. La cuarta revolución industrial en la que estamos inmersos no solo engloba a las nuevas tecnologías para los artesanos. Es un mundo lleno de colaboraciones y valores éticos. También de respecto a los materiales y a la investigación», expone Rodríguez
Rir & Co, el nombre de su empresa, está en una pequeña zona rural. Allí Inés Rodríguez y su equipo confeccionan nuevos tejidos –también para otras firmas– para producir piezas cien por cien artesanales. La investigación lo es todo; también la creatividad. Rodríguez reconoce haber aprendido diferentes técnicas que le han llevado a hilar nuevos materiales y «dotar a mi firma de una clara diferenciación». El resultado son «tejidos actuales inspirados en el pasado».
«No huimos de la tecnología, pero el futuro nunca debe perder de cara la tradición», defiende. En este modo de concebir la industria, la investigación juega un papel central. «Para revitalizar el sector textil español primero hay que repensarlo». Una reflexión que en tiempos de COVID-19 sirve para cualquier ámbito. De hecho, justo antes de que estallase la pandemia Rir & Co se encontraba trabajando para la hostelería y el turismo. «Los dos sectores más castigados por esta crisis. ¡Imagínate el miedo que nos entró!», confiesa.
Ver el vaso siempre medio lleno le ha ayudado a afrontar la compleja situación actual –aunque reconoce, que «en estos días queda poca agua en general»–. Sin embargo, tiene motivos para ser optimista. Lo logrado hasta ahora desde su pequeño taller de Allariz supone un grito de rebeldía y pasión ante lo preconcebido. Rir & Co ha realizado , por ejemplo, soportes textiles y delantales para Javier Olleros, estrella Michelin, y su restaurante Culler de Pau. Los delantales y uniformes combinan el lino con el tejido tecnológico repelente de la suciedad.
También ha colaborado con el Instituto Europeo de Diseño en una colección de moda basada en un cuadro de J. M. W. Turner, considerado como uno de los pintores que elevó el arte de paisajes a la altura de la pintura de historia. Pero probablemente el plato fuerte de sus proyectos se lo lleva un alimento convertido en material: la leche. Así ha creado la llamada ‘manta de bebé d-leite’. «Nos interesa incorporar más el uso de fibras ecológica que producen beneficios claros para los usuarios y el medio ambiente. La fibra de leche es un tejido muy absorbente, antibacteriano, antialérgico, y biodegradable», explica Rodríguez.
La innovación como sinónimo de calidad
«Si el experimento de nuestra microempresa se pudiese llevar a gran escala abriría el camino para un nuevo nicho de negocio en el sector». Inés Rodríguez no duda en que hay vida más allá de Inditex en el textil gallego. «En otros países de Europa la artesanía genera muchos ingresos, pero en España estamos un poco olvidados», lamenta.
A esto hay que sumar la inevitable aparición de China en la industria. La artesana es consciente de que competir con la gran potencia económica a nivel de producción es «más que difícil». Aunque no lo descarta del todo. «Es posible si se apuesta por la calidad y se educa a la sociedad de que no todo es el precio. El modelo rápido de consumo nos perjudica a nivel climático, entre otras muchas cosas».
También es consciente de la situación actual para Rir & Co. Si bien es cierto que la empresa ha aguantado el chaparrón de la pandemia, no está en sus planes cerrar el año con crecimiento. «Tenemos proyectos y tenemos encargos. Y lo más importante, tenemos perspectivas de futuro. En 2021 incorporaremos más gente a trabajar y daremos el salto internacional, pero por el momento nos centramos en el presente».
La conversación, aún con el sonido de los múltiples telares de fondo, parece llegar a su fin. Inés Rodríguez vuelve al trabajo convencida de que este año de pandemia mostrará a quienes realmente quieren tener un hueco en el mercado. «De la catarsis podemos evolucionar. No hacen falta grandes cambios. Solo apoyo, colaboración y remar todos en la misma dirección».