Las compañías industriales españolas están muy atrasadas respecto a las de los países de referencia como Estados Unidos, Alemania, Francia o Suecia, en el proceso de digitalización que conduce a los que se ha venido en llamar Industria 4.0, según los resultados de la encuesta realizada por PricewaterhouseCooper (PwC) entre más de 2.000 directivos de 26 países de todo el mundo, según explicó Charles Kirby, socio de la consultora.
Las diferencias que refleja la encuesta son tan grandes que, de cumplirse, bien podría deducirse que España quedará relegada al vagón de cola de los países desarrollados en el plazo de un lustro. En la actualidad (el año de realización de la encuesta es 2014), solo estamos digitalizados en un 8 por ciento frente al 32 del resto de las empresas. Pero lo peor está por llegar porque el gap existente aún puede ser mayor en el plazo de cinco años: las empresas españolas llegarán hasta el 19 por ciento y las del resto al 72 por ciento, una diferencia que parece insalvable. Hay motivos para la alarma.
Pero como todo estudio derivado de una encuesta, éste también es susceptible de interpretación como lo fue en el acto de presentación ofrecido por PwC al que asistió una brillante representación de la empresa industrial española, muchas de las cuales habían participado en la encuesta. Rosa García, presidenta de Siemens España fue rotunda al afirmar que su experiencia difiere de los resultados. Puntualizó que empresas de tamaño similar y sector que ella conoce pueden compararse a las mejores que hay por el mundo en materia de digitalización, un tema en el que también coincidieron los otros dos ponentes que la acompañaban en el centro del debate.
Tanto Ignacio Colmenares, consejero delegado de ENCE Energía y Celulosa, como Josu Calvo, CEO de Gonvarri, coincidieron con en afirmar que compartían esta opinión, al menos por lo que se refiere a sus empresas. Si no estuviéramos a un nivel muy similar, vinieron a decir, no estaríamos compitiendo con éxito en el exterior. Y es verdad. Sobre la duda que nos deja la encuesta y la opinión personal de los citados y otros de los presentes, me quedo con el testimonio personal y la pregunta de casi todos los días: ¿será que el carácter nos lleva a infravalorarnos? Puede ser. Está comprobado sociológicamente hablando.
La presentación derivó hacia ese campo y, por extensión necesaria, hacia el mundo de la educación con una fuerte crítica a los sistemas existentes y la incapacidad política para ponerse de acuerdo en un tema que es esencial para el presente y, sobre todo, para el futuro, cosa que es ya una constante que se repite en la mayoría de los foros cuando el tema da para pensar en los próximos años. Si a este déficit le sumamos la burocratización, que sigue siendo un freno a la iniciativa individual, la estructura del Estado y el tamaño de las empresas, el trabajo que hay por delante es mucho para cualquier gobierno que salga de las mayorías del 26J.
Las conclusiones del estudio realizado por PwC y las reflexiones de los presentes, entre ellas la de secretaria general de Industria Begoña Cristeto, no hacen más que refrendar que hay seguir insistiendo en las necesidades de romper el círculo vicioso relatado para entrar en otro círculo, esta vez virtuoso, en el que se mueven las sociedades más desarrolladas o las que aspiran a serlo. En cualquier caso, y teniendo en cuenta las apreciaciones personales citadas, merece la pena analizar el estudio porque da pistas de las líneas de evolución de sectores y empresas, al menos para estar familiarizados con los términos, que es una manera de estar digitalizados.