INIA (Chile) apuesta por el secuestro de carbono para mitigar el cambio climático

El objetivo es reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero
Uso de leguminosas para mejorar la fijación biológica de nitrógeno
Uso de leguminosas para mejorar la fijación biológica de nitrógeno

El secuestro de carbono en los suelos podría ser una excelente herramienta para la mitigación y adaptación de la agricultura al cambio climático. Bajo este planteamiento, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) desarrolla el proyecto ‘Una NAMA Agrícola para Chile’, financiada por Corfo.

El proyecto se centra en los efectos de la siembra de leguminosas y fertilización en praderas;  la cero labranza en cultivos; la incorporación de residuos cereales, y la aplicación de compost en frutales menores.

El estudio es ejecutado por el INIA a través de los centros regionales La Cruz y Quilamapu, y cuenta con el financiamiento de Innova Corfo y el apoyo del Ministerio del Medioambiente, y del Servicio Agrícola y Ganadero SAG, a través del Sistema de Incentivos para la Sustentabilidad Agroambiental de los Suelos Agropecuarios (SIRSD-S).

El especialista del INIA La Cruz Carlos Ovalle afirma que la realización de pequeños cambios en la reserva de Carbono del suelo “juega un papel importante para hacer frente al cambio climático y la mitigación de emisiones provocadas por el hombre”. Se habla del “mantenimiento de los suelos ricos en Carbono orgánico, junto a la restauración y mejora de los suelos degradados”.

En el marco de este proyecto se ha confeccionado un material divulgativo que plantea al productor los beneficios productivos, sociales y ambientales del secuestro de Carbono. Algunas de las prácticas que ayudan a una mejor adaptación a los efectos del cambio climático son:

-Incorporar periódicamente fuentes compostadas de materia orgánica, elaboradas con residuos de cosecha y preferentemente incluyendo residuos de origen animal.

-Dejar que los animales consuman los residuos de cosecha, depositando sus excrementos en el campo.

-Evitar las quemas de residuos de cultivos y preferir incorporarlos al suelo.

-Practicar cero labranza o mínima labranza en zonas de ladera, evitando la erosión por escorrentía.

-Establecer praderas o cubiertas vegetales en viñedos y huertos frutales.

-Rotar cultivos, incorporando praderas en la rotación.

-Incorporar agroforestería o silvopastoreo, combinando árboles o arbustos con cultivos y/o praderas y animales.

-Eliminar el barbecho.

-Usar leguminosas como alfalfa y otras especies pratenses o leguminosas de grano para mejorar la fijación biológica de nitrógeno.

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