El Manual de Oslo, un documento de la OCDE usado como guía por la mayoría de países en el desarrollo en sus legislaciones y políticas de innovación, ha vivido una nueva revisión. Y desde la Agencia Vasca de la Innovación (Innobasque) se ha elaborado una guía que resume esta última actualización.
Dicho trabajo, que se puede descargar gratuitamente, aborda las cuestiones clave de las últimas revisiones de los manuales de Oslo y Frascati. El fin que se persigue es acercar a las empresa y administraciones vascas matices que pueden resultar muy técnicos, pero de los que se derivan conclusiones sobre qué actividades hay que realizar para innovar o qué gastos se consideran atribuibles al trabajo de I+D.
Innovación tecnológica y no tecnológica
Desde su redacción original en 1992, el Manual de Oslo ha sido revisado en tres ocasiones. Estas actualizaciones han permitido acercar sus estándares, inicialmente establecidos para la industria manufacturera, también al sector servicios, así como dar la misma relevancia a las innovaciones no tecnológicas (como las de gestión, organización, liderazgo o marketing) como a las tecnológicas, que se refieren a productos y procesos.
De hecho, su cuarta edición arranca modificando la propia definición de innovación, que desde ahora elimina esa distinción entre tecnológica y no tecnológica. “Los cambios son bastante lógicos”, explica Alaitz Landaluce, directora de la unidad de Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación de innobasque.
“Los conceptos antes se diferenciaban en lo que era innovación tecnológica y no tecnológica, entiendo que la primera está vinculada al nuevo producto y la segunda a cambios y procesos, pero lo que luego vemos es que la realidad no es esa”, explica. Pone como ejemplo los cambios que se producen en campos como el área económico-financiera o de marketing, los cuales se entendía que no necesitaban tecnología, cuando no era así.
Administraciones y empresa
El documento realizado por Innobasque supone una ayuda para definir aspectos básicos en la estrategia innovadora de una compañía, como cuáles son las funciones de negocio, los grupos en los que se dividen las actividades en las que se puede aplicar la I+D, la definición internacionalmente aceptada de lo que es una empresa innovadora o las principales formas de aplicar la investigación o el desarrollo a la actividad de la empresa.
También incluye pautas sobre la organización de la innovación dentro de la entidad, como determinar quién debe innovar, aclarar qué gastos se consideran atribuibles a esta área y cómo financiarlos. Y todo ello explicado con un lenguaje sencillo.
El informe se dirige principalmente a las administraciones públicas que se encargan de impulsar la I+D+i, para que entiendan “que los tipos de innovación van evolucionando”, señala Landaluce en declaraciones a Innovaspain. “Cuando se trabaja en el campo de la innovación es importante tener clara una clasificación para que luego se sepa identificar y buscar las vías adecuadas para su impulso”.
Manual de referencia
El Manual de Oslo forma parte del conjunto de las guías y directrices de la llamada Familia Frascati, elaborados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para garantizar un seguimiento de la innovación y la I+D a partir de estadísticas e indicadores fiables y comparables.
Sus definiciones están consensuadas por la comunidad internacional y se usan como referencia para definir programas de innovación e investigación en todo el mundo. Estas definiciones sirven también para la elaboración de estadísticas que permiten comparar de manera homogénea el nivel de innovación de los territorios.