“Por mucho éxito que hayas tenido en el pasado, innovar no es una opción”. Álvaro Bernad, director de Innovación Disruptiva de Calidad Pascual ha presentado en Impact Hub Madrid las líneas estratégicas que marcan el cambio cultural de la compañía rumbo a un modelo de innovación abierta en el que trabajan “de puertas para adentro, con emprendedores, con proveedores, con consumidores…”. Y también con la administración pública. Cecilia Hernández, Jefa del Departamento de Salud, Bioeconomía, Clima y Recursos Naturales del CDTI, presente en el encuentro, ha defendido precisamente que la innovación abierta no se haga sólo intramuros. “Hemos comprobado que las iniciativas que apoyamos tienen una mejor evaluación si incorporan elementos colaborativos”. Una dinámica que toma forma con propuestas impulsadas por el organismo público como el Programa 100.
“El 99,9% de la innovación de mi empresa la construyo junto a gente que no está en la compañía pero que trabaja conmigo. La innovación abierta va de atreverse y de ser valiente”, añadía por su parte Álvaro Bernad, que ha enviado un mensaje de positiva exigencia a la administración, a quien reclama mayor flexibilidad. “Necesitamos su apoyo como facilitador, pero hace falta que también nos acompañe para ir con garantías y mayor comodidad a proyectos de gran envergadura. Las cosas se están haciendo bien, pero queremos más”.
El buen momento de la innovación agroalimentaria
Un 20% de los proyectos que financia el CDTI (que en 2017 cumple 40 años) tiene que ver con la agroalimentación, un sector que en opinión de Hernández ha resistido mejor las cornadas de la crisis “gracias a una apuesta por la internacionalización, por la innovación y porque siempre vive en un grado mayor de complejidad e incertidumbre”.
Para mejorar el resultado final de sus productos y la eficiencia en el día a día de los ganaderos y agricultores con los que trabajan (un 80% de los ganaderos-proveedores llevan más de 12 años con la compañía), desde Calidad Pascual han impulsado distintas iniciativas que, como explicaba Bernad, no son especialmente complejas pero sí requieren un trabajo intensivo de implementación. Es el caso de Internet de las Cosas aplicada a las vacas mediante sensores que detectan en tiempo real alteraciones en su estado de salud o en los niveles de estrés y alertan al servicio veterinario de estos cambios; o el empleo del Big Data en los cultivos de soja –donde Pascual acapara el 100% de la producción española para consumo humano- para analizar la evolución de la cosecha cruzando variables meteorológicas o pluviométricas. Para testar algunas de estas nuevas técnicas, Pascual cuenta con una granja experimental en Fuentespina.
Nuevos talentos
Álvaro Bernad ha explicado que la proximidad de Calidad Pascual con los emprendedores les permite poner en marcha proyectos de menor escala pero de impacto más rápido, una secuencia que gana peso en el entorno cortoplacista al que se enfrenta la gran empresa y que adicionalmente recibe un apoyo directo a través del programa Pascual Startup, cuya tercera edición verá la luz en el arranque de 2018 y que abre la puerta a propuestas menos evolucionadas pero válidas en el apartado Gente con Ideas que pretende involucrar a los estudiantes universitarios. ¿El premio? Desarrollar esa idea en las oficinas de Calidad Pascual durante seis meses.
En paralelo, Pascual Startup Intraemprendimiento se nutrirá de las propuestas de los propios empleados de la compañía. Fue lanzada a mediados de septiembre y ya acumula más de 300 iniciativas para ser valoradas. Las mejores se convertirán, quien sabe, en el próximo producto de la empresa castellanoleonesa.
