Innovación en Europa: ¿problemas en el paraíso?

Octavi Quintana problemas innovación Europa

Reino Unido, el tercer presupuesto de la Unión Europea, se va. Un contribuyente excepcional y un gran valedor de la innovación en Europa (algo que no suele ocurrir con otros países) que no participará en Marco 9, el sucesor de Horizonte 2020, el gran programa de innovación dotado con 80.000 millones de euros de inversión. Una gran cifra que, desde los programas anteriores, ha ido aumentando su número de forma paulatina. ¿Será Marco 9 el punto de inflexión de la UE en cuanto a innovación?

Va a haber mucha tensión en Europa negociando este presupuesto. Siguiendo el aumento de cada uno de los programas marco, el presupuesto debería ser de 100.000 millones de euros… En la UE (una institución que no se puede endeudar) queremos llegar, pero todo está aún en el aire”, ha asegurado Octavi Quintana, responsable de la Dirección General de Investigación e Innovación de la Comisión Europea, en el I Foro GAC para la innovación.

Según Quintana, hay que hacer un programa para los más atrasados del continente. “En realidad, este es un gran problema de Europa, y España es un gran ejemplo para mostrar que no se pueden hacer ligas de primera y segunda división, sino que se deben integrar todos los países en una misma. Para ello, se necesita más interdisciplinariedad y que las ciencias sociales y humanas tengan más impacto”. Aunque existen varios problemas que amenazan al “ambiente de la innovación”, que, hasta hace poco, parecía inquebrantable.

“Es cierto que tenemos que trabajar en escenarios seguros: nadie preveía la elección de Donald Trump como presidente, o la victoria del Brexit, pero ha sucedido. En este clima reciente de renacionalización (como está pasando en varios países de Europa) va a ser difícil crear programas de innovación. Por ello, hay que contar con el mayor número de actores posibles”, ha explicado.

Hay que tener en cuenta que, aunque se suele poner en el mismo saco a la innovación y a la investigación, en realidad son dos cosas bien distintas, ya que, si bien las dos dependen en gran medida al tejido económico, la innovación lo hace mucho más. Por ello, el ambiente general es de decepción. La tasa de éxito de los proyectos innovadores es muy baja, ya que la mayoría de proyectos que deberían ser financiados no se llevan a cabo. Parece reiterativo, pero “la realidad es que esto solo se puede resolver con más financiación”.

Quintana ha asegurado que a la Comisión le gustaría que, en los próximos siete años, se pueda crear un programa que tenga muy claras sus prioridades. Que tenga un balance de equilibrio entre investigación e innovación. “Solo así podremos intervenir en el futuro de la innovación de los Estados Miembros, que, por ahora, o no pueden o no saben”.

Desde el inicio de la Unión Europea hasta la crisis económica del 2008, ha habido un crecimiento del 62%, siendo claves la investigación y la innovación (en EEUU, por apostar aún más, el crecimiento ha sido el doble). Por ello ya debería haber una justificación económica para la inversión en innovación y en investigación, pero también en la necesidad de crear mercados. Así, Quintana cree que, para que Europa tenga futuro en al innovación, hay que ayudar a “cocrear” los mercados de futuro, “no quedarse esperando a verlos venir e innovar desde esa posición”. Además ha subrayado que, si se insiste en aumentar las desigualdades, “surgirán problemas de verdad: los que vayan perdiendo en Europa se sentirán de verdad unos perdedores. Y es que los estabilizadores de siempre están en crisis”.

¿Subvenciones o préstamos? ¿Condiciones iguales para todos los europeos, traer talento o no competir con los enemigos? ¿Queremos hacer cosas útiles? ¿Invertir en defensa? ¿Queremos que sean los científicos los que elijan sus temas de investigación o que sea la sociedad europea quien lo haga? Todas estas preguntas están en la mesa de la Unión Europea. Ahora solo falta por ver si queda algo para la innovación.

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