La evolución de la I+D+i ha sido positiva en los últimos cinco años a pesar de la crisis económica por lo que existe un “moderado optimismo” de cara al futuro. Ésta es la principal conclusión que refleja la primera edición de Basque Innovation Perception (BIP), un informe cualitativo que, cada dos años, elaborará y publicará Innobasque-Agencia Vasca de la Innovación.
Para la confección del estudio se ha encuestado a más de 300 expertos en el ámbito de la I+D+i, de las que la mayor parte (57%) pertenece al colectivo empresarial, si bien también hay representantes del ámbito investigador (33%), social e institucional. A modo numérico, la calificación general pasa del aprobado. No lo hace de forma holgada (6,26 puntos sobre 10), aunque sí lo suficiente para mostrarse moderadamente optimistas sobre su futuro y evolución. Así, un 60% opina que en los próximos 5 años la I+D+i crecerá entre el 1% y el 10% anual, a pesar de la reducción de la inversión en los últimos años.
Carlos Peña, director del área de políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación en Innobasque, ha destacado el hecho de que “por primera vez se haga una encuesta de percepción de estas características”, porque hasta ahora “era un elemento que aparecía de forma tangencial” en otros estudios. Asimismo, ha resaltado que, aunque “hay cosas que hacer y que mejorar, es una buena calificación”.
En líneas generales, los aspectos referentes al personal investigador y la contribución de la innovación a las grandes empresas son vistos por los expertos como los dos principales activos de la I+D+i vasca. Sin embargo, la mayoría resalta que los esfuerzos futuros para lograr una mejor y mayor implantación de la innovación pasa por mejorar la capacitación de las personas jóvenes para la carrera investigadora, la financiación privada de la I+D+i, la penetración de tecnologías avanzadas y las TIC en las pymes y el impulso a la innovación no tecnológica.
En referencia a esto último, Peña ha resaltado que si bien las tecnologías “son importantes y hay que incorporarlas en los procesos productivos en el camino hacia la industria 4.0”, deben ir acompañadas por “un refuerzo de los modelos de gestión y de la organización de los recursos y del marketing”. Sólo así, ha dicho, estos nuevos productos y tecnologías “podrán llegar a los nuevos clientes”.
Finalmente, la variable peor recibida es la relativa a la financiación privada de la I+D+i, a pesar de que está en la media de la UE (un 57% sobre la financiación total) y de ser visto como uno de los ámbitos más relevantes. En este sentido la colaboración, medida como el porcentaje de pymes innovadoras que colaboran, constituye una fortaleza de la innovación vasca a pesar de que los expertos perciben negativamente su situación, y le otorgan una importancia relativamente menor.
De cara al futuro, Carlos Peña se ha marcado el objetivo de “crecer un 5% durante la próxima legislatura todos los años” la inversión pública en I+D para que “sirva de palanca de la demanda e inversión privadas”. Todo ello, con una perspectiva de mejorar la eficiencia, de tal forma que “creciendo menos las inversiones y los recursos, mejoren mucho más los resultados”.