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Aprendizaje en un mundo líquido

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De izq. a dcha.: Paloma Castellano, directora de Wayra Madrid; José Manuel de la Chica, CTO de Santander Universidades, y Antonio Romero, gerente de Relaciones Empresariales de Mercadona. / Foto: Sofía Calero

Con frecuencia escuchamos (y escribimos) reflexiones sobre cómo adecuarnos a este mundo tan cambiante, en el que habilidades de siempre están amenazadas con ser barridas por robots. También hablamos sobre la necesidad de un  profundo cambio en la educación reglada y hablamos, incluso, del aprendizaje continuo dentro y fuera de la empresa. 

En este maremágnum de pronto oyes un resumen prodigioso de la realidad, que ayuda más que muchas clases, grandes jornadas y grandes cursos. “Vamos hacia un mundo tan líquido, que lo más estable es el cambio”, dijo José Manuel de la Chica, CTO de Santander Universidades y Universia Holdings, en el acto de presentación del Anuario de la Innovación en España 2018, una reunión que, acorde con el estado físico de los cuerpos a los que hizo referencia el invitado, habría que calificarla de alta densidad por la cantidad de cosas que pudimos aprender. Y esa es la clave.

Hemos escrito muchas veces que la innovación es difícil de aprender porque es más una actitud para aprovechar la aptitudes de cada uno mismo y de los que te rodean. Siempre me ha llamado la atención que en las conversaciones que organizamos, llámense 'Brunch de Innovaspain'; desayunos, como los que hemos organizado con Deusto Business School o presentaciones de diversas partes del Anuario de la Innovación en España, que los que más preguntan suelen ser las personas a las que se supone una gran formación por su trayectoria profesional.

Por eso es importante la aportación que ha hecho De la Chica en el encuentro citado; por eso es importante las referencias que escuchamos en el último desayuno de DBS respecto a cómo identificamos a diferentes tipologías de empresas, emprendedores o empleados en ese zoológico que alberga los diferentes personajes de la innovación. El aprendizaje es diario y muy aprovechables en estas convocatorias que hacemos porque en todas surgen una gran cantidad de interrogantes que los resolvemos sobre la marcha. En un mundo tan líquido, hay que aprovechar y estar cerca del cauce para “pescar” aquello que nos puede solucionar un problema que tenemos. 

Me sorprende lo que dan de sí las notas que tomo en estos actos y animo a que nos sigáis en estas reuniones. Escuchar a representantes de Tecnalia, Santander, Enagás, Mercadona, Telefónica, a las últimas ganadoras del premio Ada Byron, ambas profesoras, investigadoras y emprendedoras, como lo son María Ángeles Martín o Concha Monje; o, escuchar a Gonzalo Martín Villa el pasado día 20 es la forma de aprendizaje ideal porque nos induce al cambio inmediato en nuestras mentes. Es lo más estable, como dijo De la Chica. 

En la reunión anterior que hicimos en el magnífico Accenture Digital Hub abordamos, por ejemplo, el tema de cómo solucionar la transferencia de tecnología que, como es sabido, a nivel institucional están radicas en las denominadas OTRI y en ese caso fue el actual director general de Innovación de la Comunidad de Madrid (en funciones), Alejandro Arranz el que dio en el clavo: necesitamos personas que sepan vender tecnología. Así de sencillo y así de difícil. Para ello a lo mejor hay que reformar la forma de contratación del personal, pero en eso radica la estabilidad del mundo líquido. 

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