Los datos oficiales no siempre expresan bien la realidad, según puede desprenderse de algunas consideraciones realizadas por la Secretaria de Estado de I+D+i Carmen Vela y el Presidente de la CEOE Juan Rosell, en el acto de presentación del Anuario de la Innovación en España 2016, que editamos en innovaspain.com
Para el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, que fue el anfitrión del evento, no se corresponde con el crecimiento de la exportación, que está siendo sostenido y más que importante, como es bien conocido. Estamos compitiendo por productos y servicios y no por precios, significó Juan Rosell, lo que quiere decir que hay una transformación importante y, por lo tanto, tiene que haber innovación. Y no le falta razón. Además, dijo, hay un cierto convencimiento de que muchas empresas llevan a gastos lo que podría ser inversión en innovación y, por lo tanto, debería tener tratamiento de activo, contablemente hablando. Es evidente que son factores que modificarían los datos.
La Secretaria de Estado Carmen Vela dio otros datos igualmente significativos que apuntan a que, afortunadamente, en España hay más empresas que innovan de las que dice el INE, una polémica en la que hemos entrado desde este blog por la propia experiencia de contar todos los días novedades innovadoras de empresas.
Ni mucho menos quiere decir esto que la situación sea ideal, vino a decir, pero si es una muestra de que la investigación y el desarrollo en España tiene una buena salud, desde luego mucho mejor que la de otros países que habitualmente están por encima en los rankings. Lo demuestra el hecho de que en el capítulo de retornos de los programas europeos España tenga el 38%, un porcentaje que a simple vista es extraordinario; que España lidere el 15% de los proyectos europeos tampoco está nada mal. Son ejemplos que animan a pensar, una vez más, que necesitamos ordenar nuestros datos oficiales, un punto débil como ya escribía Richard Ford, considerado como el primer hispanista, allá por la primera mitad del siglo XIX.
Quedémonos con la realidad de los datos del INE, porque están ahí, y nos permiten vivir en la exigencia de su mejora, pero consideremos los otros, los que dieron Vela y Rosell, porque no por ser buenos tienen que ser irreales. Hablando de empresas lo lógico en darle crédito a su máximo representante; hablando de cumplimientos de programas europeos hay que dárselo a la persona responsable. Las buenas noticias nunca vienen mal.
La Secretaria de Estado no se escabulló del tema político y habló del Pacto por la Ciencia, un tema que ya ha puesto en marcha el Gobierno y ella como representante del mismo. Desveló que pronto comenzará la segunda ronda de contactos para empezar las negociaciones (esto lo decía por la mañana y por la tarde se supone que terminaba la primera) formales.
Negociaciones para tratar de ordenar este gran capítulo en cinco amplias áreas que, resumidas, son: los recursos humanos y su estructura; tiene que abordar de verdad la simplificación de las estructuras administrativas para acabar con la lentitud de muchos procesos relacionados; tiene que dejar la clara la colaboración público-privada; tiene que acordarse un principio presupuestario basado en la aparente contradicción de ser estable y creciente y, como no, debe contar con el apoyo ciudadano, lo que se da por llamar agenda ciudadana. Será un hito y, como tal, histórico.