En el marco del proyecto Acelera, AINIA Centro Tecnológico trabaja en el desarrollo de nuevas metodologías que permitan predecir la vida útil de los alimentos (periodo de tiempo que transcurre desde la producción o envasado del producto, hasta que comienza a perder sus cualidades) poco perecederos y validar su estabilidad con el paso del tiempo de manera más eficiente. La iniciativa, que cuenta con el apoyo del IVACE y Fondos FEDER, dentro del Programa de desarrollo estratégico de ayudas dirigidas a los Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana, ha conseguido identificar en apenas dos años los parámetros y métodos analíticos más adecuados para la monitorización de la degradación de producto.
Teniendo en cuenta que cada empresa alimentaria establece la vida útil de los productos, AINIA considera imprescindible para la industria conocer el comportamiento de los alimentos que produce y cómo influyen en su vida útil las materias primas, los procesos y las condiciones de almacenamiento. "Los estudios de vida útil acelerada permiten a las empresas ganar tiempo y anticiparse a la competencia", explica Marta Gisbert, técnico del Departamento de Nuevos Productos y Procesos de AINIA, que incide en que "además evitan los costes económicos que generan las reclamaciones y las retiradas de producto, así como la devaluación de la imagen de marca”.
En el caso de los alimentos poco perecederos o de larga vida útil como galletas, snacks, alimentos congelados, zumos o conservas, resulta difícil para las empresas determinar la vida comercial de manera eficaz, puesto que el seguimiento de la evolución a tiempo real de estos alimentos requiere de largos períodos de tiempo (2-3 años), que demorarían demasiado el lanzamiento del producto al mercado.
El proyecto se encuentra actualmente en su segunda fase de investigación -concluye el próximo año-, en la que se está realizando un seguimiento de la evolución de la calidad del alimento para profundizar en el conocimiento de su comportamiento tanto en condiciones estándar como en circunstancias distintas a las habituales. En la tercera fase, se desarrollarán los modelos específicos para la predicción de la vida útil de las matrices alimentarias contempladas.