España está en una situación privilegiada, batiendo récords de visitantes recibidos y de gasto por turista. Es resultado de años de promoción, de sembrar cuando fue necesario, cuando España estaba en el último vagón de Europa.
Ahora, la labor no es diferente. Debemos seguir cuidando el jardín que un día sembramos, no debemos descuidar los mercados que nos son más rentables. Sin embargo, parece que nos hemos olvidado de la importancia de seguir sembrando en aquello mercados emergentes que están liderando el mundo en emisión de turistas y en consumo en turismo. Entre todos ellos, destaca de manera aplastante China.
España debe ser consciente de que el momento para invertir en los mercados emergentes es ahora, cuando estamos en plenitud de resultados, cuando podemos dedicar los recursos apropiados y resultar atractivos a estos nuevos países que comienzan a abrirse al mundo. Este proceso va directamente relacionado con la necesidad de renovar y de innovar nuestras estructuras turísticas. Debemos mejorar muchas de las estructuras de alojamiento y de servicios, con más de 30 años, para adaptarlas a las tendencias actuales y para atraer a los nuevos turistas. Más que nunca hay que cambiar para seguir donde estamos.
China prevé duplicar su número de turistas emitidos. De 117 millones en 2015 a 240 en 2020 según las autoridades chinas. Es el mercado emergente en turismo con mayúsculas. Aún hoy seguimos escuchando en diversas autoridades turísticas que “China no es un mercado prioritario”, y es un error grave que España no debe permitirse.