En su objetivo de ampliar sus beneficios, la apuesta por las nuevas tecnologías se ha convertido en un factor determinante para el sector retail. Los algoritmos predictivos, basados en inteligencia artificial (IA), pueden ahorrar hasta 2 millones de euros a las grandes cadenas de supermercados, reduciendo costes de producción y mantenimiento y evitando el desperdicio de alimentos.
Según Enric Quintero, CEO y cofundador de Datarmony, consultora especializada en datos y basada en inteligencia artificial, «una gestión eficiente del stock en las grandes superficies del sector retail es fundamental en la reducción de gastos». Empresas como Caprabo, Desigual o Cinesa son algunos de los clientes de Datarmony, que ya aplican los beneficios de la IA para ser más eficientes y sostenibles.
Aunque quizá el ejemplo más destacable sea el de la cadena noruega de supermercados Meny, que ha reducido hasta un 40% el desperdicio de alimentos. «Este porcentaje depende del número de supermercados de la cadena y de la representación de ventas de productos perecederos. Estamos viendo que en cadenas de entre 120 y los 200 establecimientos, el ahorro neto total se sitúa entre los 1,5 y los 2 millones de euros al año», detalla Quintero.
El camino para alcanzar estos objetivos no es solo uno. De hecho, Quintero destaca diferentes vías a explorar. «En primera instancia se debe hablar de la gestión de stock de los productos perecederos. Mediante la definición de un algoritmo se pueden optimizar al máximo estos recursos». Desde su empresa auguran que si se predicen las ventas diarias, el número de desperdicios se reducirá considerablemente.
«Hasta ahora, las empresas tomaban decisiones por prueba y error o, como mucho, por estadística simple. Ahora, gracias al rol de la inteligencia artificial, se pueden obtener resultados mucho mejores de forma sencilla con un algoritmo», añade Quintero. El impacto de estas técnicas, sin embargo, va más allá de la reducción de costes. Por un lado, continúa el experto, «se pueden desarrollar algoritmos que ayuden a optimizar rutas de transporte o a implementar métodos de almacenaje más eficientes, y, por otro, se reduce el impacto medioambiental».
Para los próximos meses, que no parece que serán sencillos para los supermercados, Quintero deja un consejo: «Si evitamos sobredimensionar el stock, no solo reduciremos los recursos necesarios para mantener el producto en buen estado, sino que también se conseguirá un impacto medioambiental inferior al disminuir el número de productos que terminan en el contenedor».